Con tan solo 24 años, Ana González Pérez, conocida artísticamente como Anna Banana, se ha abierto camino en el mundo del arte contemporáneo. Pintora y diseñadora, esta joven artista ha conseguido, gracias a su talento y perseverancia, establecerse en un mercado tan complejo como el del arte, todo ello sin perder su esencia y su pasión por su ciudad natal, Talavera.
Con su humildad y su arte, Anna Banana ha demostrado que los sueños se pueden alcanzar. Su inspiradora historia y su afán de acercar el arte a todos los públicos han convertido a esta joven artista en referente tanto en nuestra ciudad como fuera de ella.
Nos hemos acercado hasta su estudio situado en la calle Mesones 2 para descubrir su arte, conocer cuáles son sus fuentes de inspiración y mirar junto a ella hacia su prometedor futuro.

Anna Banana es un nombre de lo más peculiar y pegadizo pero… ¿Qué y quién hay detrás de este concepto?
Ana Banana, es el nombre artístico que elegí hace años y con el que comencé en mi carrera.
Estudié Bellas Artes y Diseño de Moda en la Universidad Francisco de Vitoria. Aunque esta no fue mi primera opción porque empecé estudiando Derecho. Elegí este camino porque creía que, por mucho que me gustase el arte, sería bueno tener formación en algo más convencional. Pero lo cierto es que mira carrera de abogacía duró tres semanas y es que me di cuenta de que mi vena artística latía con mucha más fuera y era a ella a quién debía a hacer caso. Así que me decanté finalmente por el arte como formación y por vocación.
Afortunadamente a día de hoy puedo decir que ha sido la mejor decisión que he tomado en mi vida. Hoy estoy plenamente dedicada al arte y puedo vivir de él. Toda una satisfacción.
Un decisión muy valiente, ¿cómo fueron tus inicios en el arte?
Desde pequeña siempre me ha gustado. Estuve en el conservatorio de música y me atraían las artes, pero realmente no destacaba demasiado en dibujo. Fue con 18 años, en la universidad, cuando empecé a pintar más en serio y a compartir mis trabajos en Instagram. Sorprendentemente, a raíz de eso, algunas galerías de Madrid me contactaron y organicé mi primera exposición estando aún en tercero de carrera. De ahí en adelante todo fue creciendo poco a poco.

Anna Banana Studio está en pleno centro de Talavera. Algo que muchos podrían considerar un reto. ¿Qué te llevó a apostar por la ciudad?
Talavera siempre ha sido especial para mí. Aunque gran parte de mis ventas son fuera, quería que mi obra y mi centro de trabajo estuvieran aquí. Soy hija y nieta de empresarios, así que he crecido con esa mentalidad emprendedora. Sabía que abrir un estudio en Talavera sería un desafío, pero también una oportunidad para acercar el arte a la gente de aquí. Abrí el estudio con 22 años, sin saber demasiado de gestión o economía, pero aprendí rápido y estoy muy contenta con la decisión.
¿Te has encontrado con obstáculos al emprender en Talavera?
La burocracia nunca es sencilla y más cuando es el primer negocio que abres y no conoces demasiado los trámites que hay que llevar a cabo o las normativas que hay que cumplir. Esto quizá fue lo más complicado pero al final todo se consigue pidiendo ayuda y confiando en profesionales.

¿Cómo describirías tu estilo artístico y tus fuentes de inspiración?
Mi estilo es una mezcla entre paisajismo, figuración y arte contemporáneo. Al principio pintaba abstracción, pero no me llenaba del todo. Quiero que el espectador vea algo concreto, algo que le invite a opinar, aunque no entienda «técnicamente» de arte. Mi gran inspiración es Turner, adoro su trabajo y su manera de transmitir emociones. Busco que quien vea mis cuadros pueda reconocer mi estilo y conecte con él.
Creo que todos podemos opinar sobre arte aunque no seamos grandes entendidos. Lo bueno del arte precisamente es que siempre despierta algo en quien lo observa y eso es algo que me encanta.
¿Quiénes son tus clientes habituales?
Tengo dos tipos principales de clientes: los coleccionistas, que compran obras ya hechas para sus colecciones, y personas comunes que buscan decorar su hogar con arte o invertir en él. Intento que mis obras puedan llegar a todo tipo de público y para ello adapto su tamaño, estructura… Por ejemplo, los más jóvenes, eligen obras pequeñas y asequibles, como acuarelas. Intento adaptarme a todos los públicos y democratizar el arte para que quien esté interesado en lo que hago pueda tener acceso a mis obras y sentirse también inspirado por ellas en el día a día.
¿Cómo llegas hasta tus clientes potenciales?
Las redes sociales están siendo una gran plataforma, comencé compartiendo y explicando mis cuadros en Instagram y ahora he empezado a trabajar también con TikTok donde comparto mi trabajo y procesos creativos. A través de las redes sociales me contactan muchos de mis clientes. Además, por supuesto, estoy disponible en mi estudio de Talavera, siempre con cita previa, para atender a quienes quieran una obra concreta, deseen encargar un cuadro en concreto… ¡Me encanta estar en contacto con la gente y es una parte de mi trabajo que no cambio por nada!

En plena era de la inteligencia artificial, ¿cómo crees que afecta esto al mundo del arte?
Creo que el arte es uno de los pocos campos que la inteligencia artificial no puede reemplazar del todo. Aunque pueda generar imágenes, el proceso artesanal y la conexión humana que hay detrás de una obra hecha a mano no tienen comparación. Eso sí, considero que la IA puede ser una herramienta más, igual que el iPad que uso para mis trabajos digitales. Depende de cómo se utilice pero lo que está muy claro es que lo que cada artista pone y expresa en cada obra es muy difícil de imitar por una inteligencia artificial.
¿Cómo imaginas que habrá evolucionado Anna Banana en 10 años?
Me veo siendo fiel a mi esencia, manteniéndome en el sector y viviendo del arte. Me caso este año, así que espero formar una familia mientras sigo creciendo como artista. Sueño con exponer fuera de España y seguir evolucionando mi estilo, pero siempre sin prisa y con pasos firmes.
¿Qué mensaje darías a alguien que quiera emprender pero no se atreve?
Que lo intenten. El mayor error es no intentarlo. Si te equivocas, siempre habrás aprendido algo que te podrá servir en el futuro. Emprender requiere corazón y ganas, y aunque yo he tenido suerte, también he trabajado mucho. Que confíen en ellos mismos y no tengan miedo de dar el primer paso.