En esta sección dedicada a las mujeres empresarias, nos acercamos a conocer la trayectoria profesional de las emprendedoras que trabajan cada día por su negocio. En esta ocasión, hemos querido adentrarnos en la trayectoria de Beatriz de Castro. Una mujer que a sus 67 años continúa al pie del cañón y junto a la que repasaremos la historia y los inicios de Cárnicas Dibe.
Concretar esta entrevista con Beatriz no ha sido fácil, aún a su edad, el trabajo es una de las cosas principales para ella y hemos tenido que “robarle” unos minutos del tiempo que invierte atendiendo a sus clientes, para poder conocerla mejor. Algo que sin duda nos da ya una pista del compromiso que la protagonista de esta entrevista tiene con su trabajo.
Te vemos muy activa dentro de la empresa. ¿Qué papel desempeñas en ella?
Soy cofundadora de Cárnicas Dibe al 50% junto a mi marido quien posee la otra mitad. Me encargo de atender a los clientes, aconsejarles sobre qué productos pueden llevarse, prepararlos para que puedan disfrutarlos de la mejor manera…Y además estoy al día de todas las decisiones que se toman dentro de Cárnicas Dibe. Aunque ahora sean mis hijos Raúl y Miguel Ángel quienes la administren a tiempo completo.
Hace ya muchos años que Cárnicas Dibe abrió sus puertas. Eran sin duda otros tiempos y más para las mujeres. ¿De dónde te viene esa vena emprendedora?
Siempre me ha gustado trabajar. Si algo tenía claro es que no quería quedarme en casa, me gustaba aportar a la economía familiar con mi trabajo. En cuanto al espíritu emprendedor creo que lo heredé de mi abuela. Una mujer nacida en aquella época, que tenía su propia tienda y que atendía ella a sus clientes… Fue algo que vi desde pequeña y creo que me picó el gusanillo de tener yo también mi propio negocio.
En todos esto años de trayectoria profesional. ¿Cuál ha sido el desafío más grande al que te has tenido que enfrentar?
Mi marido tuvo un problema de salud en un momento en el que habíamos hecho una gran inversión dentro de la empresa para hacerla crecer y fueron momentos muy duros. Pero siempre hemos permanecido unidos. Mi hijo Raúl tomó las riendas de la empresa con solo 23 años y Miguel Ángel se unió a nosotros más tarde cuando terminó sus estudios de veterinaria.
La incertidumbre que sentimos en ese momento quizás fue lo más difícil pero también lo que más orgullosa me ha hecho sentir de toda mi familia. Ya que con el apoyo y el trabajo de todos conseguimos seguir adelante y llegar a construir lo que es hoy Cárnicas Dibe, una empresa conocida dentro y fuera de nuestras fronteras.
¿Qué te ayuda a superar estos momentos difíciles?
Paradójicamente, el trabajo. Siempre ha sido mi refugio. Me siento muy cómoda y feliz trabajando. Tanto o más que cuando empecé.
¿Cuáles son los logros más importantes que has conseguido a lo largo de tu carrera?
Indudablemente la evolución que ha tenido Cárnicas Dibe, de una pequeña tienda a todo lo que representa ahora nuestra empresa. Tanto es así que participamos en todo tipo de proyectos, hace unos meses Raúl tuvo que acudir a Tanzania para colaborar en un proyecto humanitario representando a la empresa. Algo que además de satisfacernos enormemente por la ayuda que prestamos, recalca la importancia de Dibe en el sector.
Por otro lado, el dar trabajo a más de 160 personas y a otras muchas más en época de campaña siempre es un triunfo para cualquier empresa.
Pero sin duda, el mayor logro es que mis hijos hayan apostado desde el principio por el proyecto, hayan decidido dedicarse a él libremente y lo hayan convertido en lo que es a día de hoy apoyándose en las bases que mi marido y yo construimos.
Conciliar nunca es sencillo. Imagino que cuando comenzaste con tu negocio mucho menos. ¿Cómo lo conseguiste?
Afortunadamente tuve el apoyo de mi familia y la de mi marido. Los niños estaban siempre atendidos y también nos acompañaban a realizar muchas de las tareas que había que desempeñar dentro de la empresa. Pero por supuesto, siempre dejábamos tiempo para estar de ellos, los domingos por la tarde era nuestro momento de estar juntos y de disfrutar del campo en familia sin preocupaciones.
¿Cuál dirías que ha sido la estrategia para conseguir estar dónde estás?
Te diría que me he hecho a mí misma a nivel profesional. Nunca estudié y es algo que me pesa a día de hoy. Pero lo que sí hice fue intentar aprender todo lo relacionado con el sector por mi cuenta. En mis ratos libre visitaba tiendas, carnicerías, observaba y hablaba con otros profesionales para absórbelo todo y poder dar lo mejor de mí en mi establecimiento. Mi meta era siempre tenerlo todo bien preparado y hacerlo cada día mejor.
¿Has sentido desigualdad o discriminación por el hecho de ser mujer?
La verdad es que nunca me he sentido discriminada. La empresa la fundamos mi marido y yo y siempre nos reuníamos los dos junto a nuestros hijos para tomar decisiones y mi opinión siempre fue igual de válida y respetada que la del resto.
Hombres y mujeres tenemos capacidades diferentes pero somos igual de válidos para trabajar. Por lo que es importante saber para qué estamos mejor preparados cada uno independientemente del nuestro género.
¿Cuál ha sido el aprendizaje más importante que te llevas de estos años de trabajo?
Siempre he trabajado cara al público y esto me ha dado la oportunidad de tratar con todo tipo de personas. Con el tiempo aprendes a conocer a quién entra por la puerta sin necesidad de entablar demasiada conversación y poder ofrecerle lo que necesita.
¿Qué consejo les dirías a las mujeres jóvenes que están comenzado un nuevo proyecto profesional?
Que lo que hagan lo hagan con ilusión y ganas. Soy consciente de que ahora emprender es mucho más difícil que antes. Se necesitan más medios. Pero con trabajo y esfuerzo pueden conseguirse grandes cosas.
¿Hay algo que te haya quedado por hacer?
He sido muy feliz en cada paso personal y profesional que he dado. Como comentaba antes lo único que echo de menos es no haber estudiado. Pero por lo demás, volvería a repetir cada una de las cosas que he hecho a lo largo de mi vida. He sido muy feliz con las cosas buenas que me han pasado y que he construido junto a mi familia. También he aprendido mucho de las otras no tan buenas intentando darles la vuelta y sacando siempre el lado positivo de ellas.
A tus 67 años continúas en activo. ¿Piensas en la jubilación?
De momento no, soy muy feliz trabajando. Me meto en la cama cada día pensando en qué nuevas cosas puedo aportar al día siguiente. Y me levanto con mucha ilusión y energía, mientras esto siga siendo así seguiré detrás del mostrador. ¡El trabajo es lo que siempre me ha hecho seguir adelante!