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BOKEROON – INCUBADORA ALTA TECNOLOGÍA TALAVERA DE LA REINA

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BOKEROON – INCUBADORA ALTA TECNOLOGÍA TALAVERA DE LA REINA

¿En qué consiste tu emprendimiento?

Bokeroon nace para resolver una situación cada vez más común: la incertidumbre que sienten muchos inversores cripto al no tener el control total de sus activos. Creamos una aplicación visual, sencilla e intuitiva que permite vincular todas sus criptomonedas en un solo lugar, con claridad, alertas, gráficos y datos comprensibles.

Está pensada para usuarios que ya han dado sus primeros pasos en el mundo cripto, pero que no son expertos. Personas que valoran la información clara, precisa y visual para tomar decisiones más informadas.

Nuestra propuesta se diferencia por hacer fácil lo que ahora es confuso: ver de un vistazo la evolución de tu cartera, tu exposición, tus errores… incluso si no te gusta lo que ves, al menos sabes a qué te enfrentas. El objetivo es ambicioso: llegar a estar entre los 10 proyectos más potentes de su red y sector.

¿Qué motivo te ha llevado a emprender?

La idea surgió de forma natural, conversando con otros inversores dentro de una comunidad. Descubrimos que todos teníamos una misma necesidad: controlar nuestras inversiones sin sentir que estamos a ciegas. A partir de ahí, empecé a estructurar la solución y me fui perfilando como la persona que debía liderarla.

También hay un componente personal importante: el deseo de libertad. No para trabajar menos, sino para decidir cuándo hacerlo. Poder estar presente en momentos vitales con mi familia, sin depender de horarios rígidos, era clave para mí.

No tengo referentes concretos, pero sí un enfoque muy claro: hay cosas que yo debo estar (a nivel personal, familiar…) y quiero poder hacerlo. Emprender era la única vía realista que me permitía construir algo propio y alineado con esos valores.

Además, me gusta ser claro y directo, aunque a veces no sea lo más cómodo. Bokeroon nace de esa filosofía: aunque no te guste lo que ves, necesitas saberlo.

¿Por qué decides entrar en la incubadora?

Buscaba acompañamiento, claridad y apoyo. La incubadora me ofrecía algo que necesitaba: saber si lo que estaba haciendo tenía sentido, si los pasos que daba eran correctos o me dejaba algo importante atrás. Además, acceso a formación, mentores y una red de contactos clave.

Me atrajo especialmente poder contar con profesionales técnicos y humanos que no tenía a mi alcance. Personas que me ayudaran a aterrizar lo que tenía en la cabeza y llevarlo a otro nivel. También me aportaba visibilidad y seriedad ante agentes externos.

Sabía que Bokeroon necesitaba validarse, profesionalizarse, mejorar… y moverse. Y esto, además, está ocurriendo en Talavera, lo que tiene un valor añadido para mí.

Y no sólo por lo que recibo, sino por lo que aportamos entre todos. Cada proyecto en la incubadora tiene su experiencia, conocimientos y visión. Al compartirlo, todos crecemos. Es un entorno colaborativo muy enriquecedor.

Hoy el acceso a recursos, soporte y formación ha sido clave. Bokeroon no estaría donde está sin el seguimiento que he recibido. Ha sido esencial para darle estructura, claridad y viabilidad.

¿Qué dificultades os habéis encontrado al emprender que se han solventado con la incubadora?

El mayor reto ha sido entender bien toda la parte fiscal y legal. Pensaba que tenía las cosas claras, pero descubrí que había muchos detalles importantes que no conocía, y que podían afectar al futuro del proyecto.

También me costaba descomponer tareas. Veía todo como un gran bloque y no sabía por dónde empezar. Aprender a dividir, delegar y pedir ayuda ha sido un cambio enorme.

En lo financiero, tenía muchas dudas. ¿Estoy siendo realista con las previsiones? ¿Son números creíbles? Poder presentar el proyecto a expertos y recibir feedback real, con sentido, ha sido un punto de inflexión. Me ha dado seguridad.

Sin la incubadora, probablemente me habría bloqueado. Pero escuchar a alguien con experiencia decirte “esto va bien” te empuja. Te da permiso para avanzar.

Hoy el proyecto tiene una estructura clara. Sabemos cómo monetiza, a quién va dirigido y qué pasos debe seguir. Es un proyecto ambicioso, sí, pero ahora también es sensato.

¿Qué está siendo lo mejor del proceso de poner en marcha tu proyecto?

Uno de los momentos más especiales ha sido comprobar que instituciones públicas están valorando seriamente financiar el proyecto. Con los documentos que hemos preparado, lo ven como algo sólido. Y eso me da confianza.

También me ha sorprendido la reacción de los mentores. Pensaba que lo criticarían o lo verían como una locura. Pero no ha sido así. Han analizado la estructura, no sólo la idea, y me han ayudado a ver que hay un camino real por delante.

He aprendido que no tengo que hacerlo todo solo. Que puedo asociarme, delegar, compartir… Eso, para alguien que venía de hacerlo todo a lo “bruto”, es un cambio importante.

Lo más emocionante es ver que pronto podremos tener una herramienta en manos de usuarios reales. Pasar del concepto a la acción. Da vértigo, pero también mucha ilusión.

Y he descubierto que puedo con más de lo que creía. He crecido, me toman en serio y me he dado cuenta de que sí, emprender es duro, pero cuando ves resultados, te das cuenta de que sí puedes. Y eso vale mucho.

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