Organizada por el Museo Ruiz de Luna de Talavera y el de Santa Cruz de Toledo, con el patrocinio de la Fundación IMPULSA CLM, el equipo de profesionales de estas entidades, con la colaboración del grupo de arqueólogos y arqueólogas que llevamos trabajando en Talavera y su comarca desde hace años, ha hecho posible esta muestra imprescindible. Por primera vez podemos apreciar el calado cultural, histórico y arqueológico tuvo la Talavera romana, aquella Caesarobriga de los siglos I al V d.C.
El Museo Ruiz de Luna por unos meses deja de ser únicamente un referente de las colecciones más importantes de cerámica de Talavera de época moderna a nivel internacional, para convertirse en el anfitrión de tan relevante evento cultural. En diferentes partes de las salas de exposiciones temporales se van desglosando diferentes aspectos de la vida cotidiana y cultura material de la urbe romana y su territorio.
Primero se enmarca geográficamente Caesarobriga, como una fundación creada ex novo bajo el reinado de Augusto, es decir, de nueva planta, en torno al cambio de era, s. I d.C., en un lugar apropiado de la ribera derecha del río Tajo. Allí, la existencia de un vado y la confluencia de varios arroyos y abundancia de agua condicionó sin duda su localización. Posteriormente se le dotó de un sólido puente para cruzar al espacio geográfico que hoy conocemos como La Jara. Caesarobriga se convierte en una urbe pontuaria como otras muchas de la Hispania romana.
Como parte de una vía principal de comunicación, entre Zaragoza (Caesaraugusta) y Mérida (Augusta Emerita), Talavera va a tener una vocación de ciudad pasajera por un lado, y centro de territorio por otro. En la exposición en el magnífico ejemplar de miliario romano de Constantino ( s. IV d.C) da muestra de la actividad caminera.
Los elementos constructivos como tégulas, alguna con huellas de pisadas con calzado clásico romano como las caligae o sandalias, fragmentos de frisos y molduras de mármol, fragmentos de capiteles, fustes, basas, restos de mosaicos, que en Talavera son muy escasos – si exceptuamos la gran colección de pavimentos musivarios que tiene la villa romana de El Saucedo en Talavera la Nueva, y trozos de pintura parietal de vivos colores. Todo ello nos da una idea muy aproximada del lujo y suntuosidad que tuvieron algunas domus o casas romanas de la ciudad, fundamentalmente aquellas de las clases privilegiadas.
La urbe se explica con un atractivo panel donde un plano muy sencillo pero elocuente nos reproduce el perímetro de la muralla tardorromana, entre finales del siglo IV y principios del V d.C., que viene a coincidir con el cerco reedificado después en época islámica en el siglo IX-X d.C. Sus puertas principales, el área del foro romano, del cual se conocen actualmente más elementos y edificios, zona de termas, restos de grandes construcciones, infraestructuras hidráulicas, el primitivo puente romano del siglo II d.C. sumergido en el agua del Tajo, bajo el actual Puente Viejo, etc.
No falta el espacio dedicado a la mujer y la vida privada. Varios objetos relacionados con la cosmética, el cuidado del cabello y la actividad doméstica de los telares, etc. Delicadas piezas como ungüentarios de vidrio para esencias, removedor de perfume u osculatorio, pinza de depilación, etc. Paneles con textos e imágenes complementan la explicación aún más para que el visitante capte todo el sentido. Como no podía ser de otra manera, la cerámica tiene su sitio: tanto la de uso común de cocina con diferentes formas y acabados, y la más lujosa de mesa, la conocida como Terra Sigillata, con su característico color rojizo anaranjado y brillante.
Sobresale el mosaico procedente de una de las estancias de la villa de El Saucedo, representado a la divinidad de origen indígena ISCALLIS, relacionada con el culto a las aguas, propiedades salutíferas de manantiales y verdadero ejemplo de sincretismo religioso en una época que la villa se convierte en una especie de santuario medicinal de carácter comarcal, y antes de cumplir con una función de espacio sagrado paleocristiano.
Sin duda las piezas estrellas de la exposición son dos esculturas: una estatua de bronce que representa al semidiós y héroe Hércules, el Heracles griego, de bronce a la cera perdida, de 0,54 m de altura. Fue hallado junto con la otra pieza, en una excavación que mi compañero Alberto Moraleda y yo realizamos en un solar de la calle San Clemente en 1996. Dentro de un contexto de casas de época bajoimperial en un relleno de tierra. Le falta el brazo izquierdo y los pies, en parte, además de los atributos típicos del héroe, la clava, que agarraría con la mano derecha, y la piel del león de Nemea, sobre el brazo desaparecido. A pesar de ello su acabado como hombres atlético y musculoso, la potencia de su actitud y expresión de su rostro barbado, lo sitúa entre las escasas y mejores piezas de escultura romana en bronce de la Hispania antigua. Se fecha en el siglo II d.C. siguiendo modelos de tradición griega clásica.
En el mismo lugar y excavación nos apareció el resto de una escultura de tamaño natural, la parte inferior de una pierna izquierda femenina, con el pie calzado por una bella sandalia de correas y talón metálico. Está hecha en bronce con presencia en su acabado de dorado. Es una bella pieza escultórica que se enmarca, igualmente entre el siglo I y II d.C. Se especula que pueda tratarse de parte de una figura de Diana.
También se reproduce en fotos en un panel la escultura de mármol de una figura femenina o matrona que se ha identificado con una representación de Livia Drusila, la mujer del emperador Augusto, aparecida en 1964 en la apertura de la calle Valencia, y hoy conservada en el museo municipal de Burriana (Castellón). Otras figuritas de Venus, una de bronce y otra de terracota también completan la muestra escultórica de la exposición.
Además varias inscripciones de carácter votivo, funerario, y dos dedicadas a deidades de carácter indígena de tradición vetona, Ataecina y Urilouco. Es importante tener en cuenta que Talavera es la segunda ciudad de Castilla La Mancha con más epigrafía romana.
El mundo funerario también tiene su cabida con fotos de tipologías de tumbas, piezas de ajuares hallados en el Mausoleo de Las Vegas de Pueblanueva, etc. La muestra concluye con la vida en el campo, con paneles muy explicativos y llamativos de las reconstrucciones virtuales de la villa romana de El Saucedo y una muestra de elementos arqueológicos de tan importante yacimiento cercano a Talavera.
Sin duda la exposición montada con motivo de la vuelta de la figura del Hércules a Talavera es un pretexto maravilloso para conocer nuestro pasado más antiguo como ciudad, y disfrutar de esta colección de piezas de gran valor arqueológico. Hércules nos dará su protección. Os invito a contemplarlo junto con el resto de exposición hasta finales del verano.
César Pacheco