Llevan dedicados al sector cárnico más de veinte años, podemos encontrarles en el polígono de Torrehierro y tienen grandes planes de futuro para su empresa. Hablamos con Regino Díaz y Roberto Aceituno, fundador y director general de Deraza Ibérico, respectivamente sobre cuáles son sus metas.
Además, descubrimos todo lo que pueden ofrecer y conocemos un poco más a fondo este sector que, aunque sea uno de los más tradicionales, se mantiene a la última para ofrecer los mejores productos a sus clientes.
¿Cuál sería la presentación que haríais de Deraza Ibérico a alguien que no os conociera? ¿Podríais hacer un esbozo de lo que es esta empresa?
Nos dedicamos a la producción y comercialización en exclusiva de carne y productos cárnicos del cerdo ibérico. Trabajamos tanto productos frescos como elaborados y curados como pueden ser el jamón, la paleta, la caña de lomo y embutidos. Esta es nuestra actividad y lo que fue el germen de nuestra empresa. A día de hoy somos líderes en el sector a nivel nacional e internacional en la carne de ibérico.
Regino, ¿Cómo surge la idea?
Mis orígenes profesionales y empresariales están junto a mis padres y hermanos en la empresa familiar NAVIDUL. Con la incorporación al mercado laboral de mis hijos, pensé en la creación de una línea de negocio que pudiéramos desarrollar como, en su día, hicieron mis padres conmigo y mis hermanos.
Con esa idea de partida, y tomando como premisas que deberíamos empezar muy despacio, inicié una nueva andadura que se ha convertido en lo que hoy conocemos como DERAZA IBÉRICO.
Y además comienzas apostando por unos productos muy específicos.
Efectivamente. Con mi experiencia como profesional del sector me permitió conocer que el despiece del cerdo ibérico contenía numerosos “secretos”. Tradicionalmente, los industriales del cerdo ibérico daban (dábamos) gran valor a los jamones, las paletas y los lomos del animal, pero, observando a los trabajadores y familias que participaban en las matanzas y despieces seleccionaban para para su consumo una serie de piezas cuyo destino habitual era la elaboración de los embutidos curados.
Probadas de la forma más básica posible, simplemente en una sartén o barbacoa resultaban de una calidad excepcional. Las cualidades de la carne del cerdo ibérico quedaban expuestas de maneta sorprendente.
Ahí surge el objetivo de actividad que daría origen a nuestra empresa: crear y desarrollar un nuevo mercado para llevar al consumidor estas piezas cárnicas del cerdo ibérico de calidad excepcional.
Así nació Deraza Ibérico…
En efecto, y físicamente localizados en una pequeña sala de despiece en el precioso pueblo de Candelario. En un principio pensé en un pequeño negocio cárnico, del que entonces reconocía sólo un muy interesante potencial, pero el proyecto evolucionó rápidamente y se convirtió en una empresa cárnica que se expandió por todo el país en poco tiempo, llegando a todos los canales de distribución e incluso a los mercados internacionales.
La inclusión de esta gama de productos por las grandes superficies fue un importante canal de divulgación hacia el consumidor y rápidamente se fue creando una nueva actividad y un nuevo mercado en el que hoy participan un importante número de industriales del sector.
¿Cómo conseguisteis dar a conocer estos productos?
De la forma más tradicional, y a un coste muy importante, sirviendo por rutas a carnicerías y restaurantes, inicialmente en Madrid y Barcelona. Siempre recordamos como ejemplo que cogimos un pequeño puesto en Mercamadrid y cuando los carniceros iban a este gran mercado mayorista a por sus productos frescos habituales de vacuno y ovino, nosotros les ofrecíamos nuestra carne de ibérico y, para que la conocieran les regalábamos algunas de las piezas de carne más valiosas del cerdo ibérico.
Con perspectiva de 30 años, esto nos parece increíble. Era la mejor forma de que lo probasen y la verdad que conseguimos conquistar sus paladares. La participación en ferias alimentarias nacionales e internacionales también han sido muy importantes.
En unos 20 años la carne de cerdo ibérico ha pasado de ser una gran desconocida a casi poder calificarla como un “bien escaso” por el que disputan los mercados más importantes.
Y así fuisteis creciendo y llegasteis a Talavera.
Sí, fueron años de mucho trabajo hasta conseguir las instalaciones y maquinaria adecuada para continuar con nuestra actividad. Además, necesitábamos profesionales que se hicieran especialistas en nuestro producto. En esta línea, nos encargamos de la formación del equipo humano, ya que la profesión de “carnicero”es algo diferente a la de “chacinero”. Poco a poco fuimos construyendo el equipo idóneo para el desarrollo, elaboración y comercialización de nuestros productos.
A medida que llegábamos a nuevos mercados y canales de venta necesitábamos nuevos recursos de infraestructuras y tecnología. Por ello, tras evaluar muy favorablemente la ubicación de Talavera de la Reina, en el año 2003 construimos la primera fase de las actuales instalaciones en el Polígono Torrehierro y centralizamos aquí las actividades que hasta entonces hacíamos en Torrijos, Guijuelo y La Puebla de Montalbán.
Comentabais que también trabajáis fuera de nuestro país. ¿Cómo ha sido esta expansión?
Nuestros productos llegan a casi todos los rincones del mundo. Los primeros posicionamientos internacionales los focalizamos en dos áreas geográficas: Japón y Centro Europa.
El inicio del trabajo en estos países nos hizo aprender a valorar cómo se deben adaptar nuestros productos a los hábitos de consumos de otros países con cultura y formas de consumo muy diferentes al nuestro, así como a los requerimientos y exigencias que ponen a los productos que reciben. Sin duda ha sido costoso, pero nos reconocemos “cultura” para la internacionalización. Hemos aprendido mucho con nuestros clientes internacionales.
¿Cuáles son los aspectos que hacen que Deraza Ibérico sobresalga en el mercado?
Creemos que nuestra vocación de servicio al cliente es diferencial.
En nuestra opinión, lo que nos distingue de la competencia es nuestra atención al cliente y la capacidad de adaptarnos a las necesidades de cada uno de ellos, ofreciéndoles un servicio personalizado y satisfactorio. Además, contamos con una amplia variedad de referencias, lo que nos permite dar respuesta a cualquier especificación o necesidad que tenga el cliente.
La genética del cerdo ibérico aporta extraordinarios productos que son objeto de nuestro procesado. DERAZA ha seleccionado un importante número de proveedores a los que homologa y con los que garantiza la continuidad de la calidad y el servicio.
Otra clave es ser conscientes de que los consumidores, los mercados y los requisitos de seguridad alimentaria y formas de consumo evolucionan constantemente. DERAZA siempre procura estar alerta a estos cambios para reaccionar y poder responder satisfactoriamente al consumidor del siglo XXI.
¿Dónde puede encontrar en consumidor de a pie vuestros productos?
Los talaveranos pueden disfrutar de nuestros productos en muchos de los bares y restaurantes de nuestra ciudad y llevárselos a casa a través de las diferentes carnicerías en las que distribuimos nuestros productos.
A nivel nacional, además de en canal Horeca, pueden encontrarnos en grandes superficies. Es la mejor manera de poner al alcance nuestro catálogo y llegar a todas las mesas.
Tratáis con clientes de todo tipo de sectores y con diferentes necesidades y características. ¿Cuál es el secreto para llegar hasta todos ellos y mantenerlos?
Nuestro lema siempre ha sido ofrecer el mejor servicio a todos los clientes. No somos perfectos, pero ante los errores reaccionamos con servicio, porque absolutamente todos los clientes son importantes.
Valoramos, primero que nos elijan, y después su fidelidad por encima de todo, y lo agradecemos dándoles a cambio lo mejor de nosotros mismos. Y somos muy conscientes de que ellos cuidan, a su vez, a sus clientes. Esta es la cadena de valores hasta llegar al consumidor final la que pensamos es la clave de la fidelización.
¿Qué proyectos o planes tiene Deraza Ibérico para el futuro?
Tenemos varios proyectos en mente, siempre enfocados en seguir mejorando nuestros productos y ampliando nuestra presencia en el mercado. Estamos trabajando en el desarrollo de nuevos productos y en la apertura de nuevos mercados internacionales.
También queremos seguir apostando por la sostenibilidad haciendo más eficientes nuestras necesidades energéticas e implementando las energías limpias en la medida de lo posible. En definitiva, seguimos trabajando para seguir siendo una empresa líder en el sector del ibérico. Sembrando para el futuro.
Regino, tras veinte años de trayectoria con Deraza Ibérico y otros tantos en el sector. ¿Cuáles dirías que han sido tus mayores hitos profesionales?
Ha sido una carrera de fondo y una evolución que no habría sido posible sin haberme rodeado de los profesionales que me han acompañado en todo este camino.
Hay un refrán que dice “si quieres llegar rápido ve solo, si quieres llegar lejos acompáñate de un equipo”. Y eso ha sido precisamente lo que he hecho y lo que ha propiciado la evolución de esta empresa. Hemos superado crisis, capeado temporales y creado oportunidades a partir de situaciones que a priori no eran las más idóneas para nuestro sector. Eso forma parte del día a día y poder seguir aquí, al pie del cañón, a mis 71 años y viendo el recorrido que Deraza Ibérico continúa teniendo la mayor de mis satisfacciones.
Roberto, ¿Qué destacarías tú de Deraza Ibérico?
Las personas, los equipos, los profesionales, en definitiva, la “cultura” de empresa que todos hemos absorbido del fundador y líder del proyecto Regino Díaz. Sin esto no hubieran sido posibles los crecimientos que hemos explicado.
¿Qué es lo que más orgullo os hace sentir?
Estar posicionados en los mercados más importantes nacionales e internacionales y pensar que en una pequeña medida llevamos el nombre de nuestra ciudad y comarca al lado de un producto de cualidades excepcionales nos hace sentir un legítimo orgullo.
El éxito con los productos no está a mayor nivel de satisfacción que poder dar trabajo a tantas familias de la zona. Aportar nuestro granito de arena a nuestra ciudad siempre es reconfortante.