En esta ocasión quiere hablarles de un recurso que considero valioso como antídoto ante situaciones adversa de desgaste de energía e incluso de sufrimiento “la aceptación”.
En la vida y los negocios, nos enfrentamos a una multitud de circunstancias, algunas desafiantes, otras gratificantes. Sin embargo, no siempre podemos controlar lo que nos sucede, pero sí podemos controlar cómo reaccionamos ante ello. Aquí es donde entra en juego la importancia de la aceptación, aunque sea temporal. El arte de aceptar temporalmente las circunstancias qué en este momento no podemos cambiar, tanto a nivel profesional como personal, evitando caer en la resignación.
La resignación lleva de manera intrínseca a una actitud pasiva, nos lleva a la parálisis y a la impotencia. En cambio, la aceptación nos anima a cambiar y conlleva una actitud activa y de cambio responsable valorando recursos y herramientas.
Aceptar no significa rendirse o conformarse, sino más bien tomar un respiro estratégico antes de planificar cuidadosamente los próximos pasos. En un momento dado puede parecer paradójico en un mundo que fomenta la acción y la toma de decisiones como es el ámbito empresarial. Sin embargo, en ocasiones, aceptar temporalmente una situación puede ser la estrategia más inteligente y valiosa. Esto no significa renunciar a la responsabilidad o dejar de buscar soluciones. Por el contrario, es un acto de sabiduría que nos permite conservar nuestra energía para tomar decisiones efectivas cuando sea el momento adecuado.
En el mundo empresarial, la aceptación temporal puede marcar la diferencia entre la quiebra y la supervivencia. Cuando nos enfrentamos a problemas complejos, la reacción impulsiva puede llevarnos al agotamiento y a decisiones poco acertadas.
En cambio, al aceptar temporalmente la realidad del momento, podemos analizar la situación de manera más clara y encontrar soluciones efectivas conservamos nuestra energía para momentos en los que realmente podemos marcar la diferencia. Además, nos permite desarrollar una mentalidad más flexible y abierta, capaz de encontrar soluciones creativas incluso en los momentos más difíciles.
Aceptar no quiere decir que guste lo que sucede, sino que asumo que no está en mi mano cambiarlo o que incluso, las consecuencias que me lleva cambiarlo son más dañinas que beneficiosas en este preciso momento.
La próxima vez que te enfrentes a una situación que no puedes cambiar de inmediato, recuerda la importancia de aceptar temporalmente, sin resignarte, y enfócate en tomar decisiones correctas cuando sea el momento adecuado. Ojalá no tuviéramos que recurrir a este recurso, pero me temo que tarde o temprano, personal o profesionalmente, por una o por otra circunstancia tenerlo en nuestra caja de herramientas no nos vendrá nada mal.