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El autismo en primera persona

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El autismo en primera persona

Me llamo Belén, tengo 34 años y soy autista. Mi diagnóstico llegó hace tan solo cuatro años, habiendo estado diagnosticada erróneamente durante casi 15 años.

La importancia de un diagnóstico precoz

Quiero empezar destacando la importancia de un diagnóstico precoz. Si yo hubiese recibido un diagnóstico más temprano, probablemente, habría tenido apoyo y orientación específica, lo que me habría ayudado a evitar conflictos a la hora de socializar, afrontar mis estudios de manera más calmada y prepararme para el mercado laboral con más garantías de éxito. A mis 34 años, tan solo he trabajado unos días al año en diferentes puestos, nunca he tenido un trabajo estable. El principal problema es que no existen puestos adaptados a nuestras necesidades y la jornada laboral es demasiado amplia. Debo destacar que, las personas como yo, generalmente, consumimos mayor cantidad de energía en nuestras actividades diarias, por lo que, puede ser que trabajar cuatro horas, para nosotros, sea como trabajar una jornada completa. Esto es debido a varios factores, como la mayor percepción de estímulos sensoriales, las alteraciones en las funciones ejecutivas o el enmascaramiento social. Cuando llegamos a casa, nos solemos sentir exhaustos, lo que puede evitar que dediquemos tiempo a las actividades que nos gustan y nos “dan vida”. Esto, si se une a la falta de motivación del puesto de trabajo, hace que nuestra salud mental se vea afectada fácilmente.

El ESPECTRO Autista y sus mitos

Existe un gran puñado de mitos alrededor del autismo debido, entre otras cosas, a formatos televisivos varios y la inclusión del Síndrome de Asperger dentro del Espectro Autista. Por eso, es muy importante incidir que el autismo es un espectro, cada persona autista no es igual a otra. Ante todo, somos personas y cada individuo es diferente.

Entre los muchos mitos que nos encontramos, destaca el de que las personas autistas no hablamos, no queremos tener amigos y vivimos en nuestro mundo. Hay autistas no verbales, pero otros hablamos, y mucho. Queremos tener amigos, el problema es que, en general, no sabemos cómo hacerlo y que las relaciones sociales son más difíciles debido a nuestras diferencias en gustos, formas de socializar y percibir el mundo.

Otro de los mitos es el de que las personas autistas somos muy inteligentes y tenemos una memoria prodigiosa. También se dice que los autistas no tenemos filtros, somos muy sinceros y nunca mentimos. Además, algunos mencionan que no tenemos empatía y, por otro lado, que no sabemos lo que es la maldad. Todo esto, son mitos, y depende de las características individuales de cada persona que se cumplan o no.

¿Cómo me afecta el autismo en mi día a día?

A pesar de ser una persona sociable y habladora, me encuentro con muchas dificultades en mi día a día. La gente que me conoce, probablemente, no se imagina la cantidad de problemas a los que me enfrento en mi vida y algunos, aun cuando se lo explico, tienen dificultades para entenderlo. Esto es resultado de ser una discapacidad invisible, que radica en tener un cerebro que funciona y procesa la información de manera diferente.

El problema principal es mi diagnóstico tardío de autismo, sobre el que ya he hablado anteriormente. Este fue así debido a mis características personales y a la falta de estudios que por aquel entonces había sobre este diagnóstico. Además, los test de detección del autismo no estaban adaptados a la edad adulta y al sexo femenino, y sus manifestaciones varían dependiendo del grupo. Afortunadamente, la tendencia está cambiando y, en la actualidad, no es tan raro que el autismo se diagnostique a edades más tempranas en ambos sexos.

Mis mayores dificultades tienen que ver con el tema social y afectivo. Me cuesta mucho encontrar amigos con los que encajar debido a mis gustos, aspiraciones y manera de ver el mundo. Además, me cuesta mantener las relaciones de amistad en el tiempo y, la falta de comprensión y mis particularidades, hacen que mucha gente me abandone y no quiera volver a saber nada de mí. Cuando cojo confianza con alguien, desenmascaro, es decir, me muestro tal y como soy, no finjo ser alguien que no soy. También me cuesta mucho establecer relaciones afectivas con amigos y familiares, porque soy muy selectiva de manera inevitable.

Otro de los aspectos que me afectan diariamente son la fatiga y la depresión crónica que sufro desde hace 15 años, resultado de mis problemas derivados del autismo y el diagnóstico tardío. En el terreno laboral, esto me afecta mucho, ya que, cuando me pongo a buscar trabajo, veo que no encajo en casi ningún puesto ofertado. La gran mayoría de puestos son de demasiadas horas, piden experiencia previa o titulación universitaria. Además, hay poca flexibilidad de horarios, tienes que trabajar cara al público o cargar peso, cosa que, personalmente, no puedo debido a mi debilidad muscular. A mí lo que más me gusta es el arte y la creatividad, y hay pocos puestos de trabajo relacionados con esa área y, si los hay, te piden titulación.

Para mí estudiar es una verdadera tortura y, si quieres tener una titulación, no te queda otra. Mis problemas de memorización, unido a mis rasgos hiperactivos y al déficit de atención, hacen que mi salud mental se vea afectada. Es realmente complicado tener un cerebro que se contradice, ya que, por un lado, te sientes obligado a estudiar mucho, algo que te lleva mucho tiempo, y, por otro, no quieres estar tanto tiempo estudiando y te cuesta concentrarte, lo que desemboca en ansiedad. Si me preguntasen cuál sería mi trabajo ideal, yo diría que tocar mi instrumento. Soy músico y no vería como un trabajo dar conciertos. El problema es que, para ganar dinero tocando un instrumento, necesitas tener la carrera, y esto ya hace que no sea una opción. Algunas agrupaciones musicales en las que se gana dinero no están dispuestas a hacer partituras adaptadas o a realizar modificaciones para incluir a gente como yo.

Aparte de lo mencionado, tengo otros rasgos de autismo, como los intereses restringidos, falta de control inhibitorio, rumiación, hipersensibilidad…, que también me afectan en mi día a día.

¿Qué le pido a la sociedad?

En los últimos meses, he empezado a ver la sociedad de manera más pesimista, ya que, en mi opinión, hay demasiadas restricciones culturales, líneas rojas y códigos inquebrantables. A día de hoy, creo que este mundo no está hecho para nosotros, debido a que casi nadie está dispuesto a realizar modificaciones para ayudarnos o evitar que suframos. De nada valen las palabras, los colores o los símbolos, si no se demuestra con hechos. Por eso, ruego que se nos escuche y ayude.

En el terreno laboral, necesitamos puestos de trabajo adaptados para poder desempeñar las mismas funciones que todo el mundo y no tener que ser relegados a puestos que no nos motiven. Somos personas con muchos talentos y podemos desempeñar diferentes trabajos incluso mejor que los neurotípicos. También, necesitamos que se adapten los estudios, y poder obtener nuestras titulaciones soñadas sin tener que sufrir. Solo necesitamos oportunidades, que confíen en nosotros, sentirnos motivados y seguros.

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