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La Talavera Desconocida: Historia de Sus Calles 2. Plaza del Reloj

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La Talavera Desconocida: Historia de Sus Calles 2. Plaza del Reloj

Seguimos con nuestro recorrido a través de los nombres de las calles y plazas de Talavera. En esta ocasión nos ocupamos de uno de los espacios más emblemáticos.

La formación de la actual plaza del Reloj está relacionada directamente con el punto de conexión entre el exterior de la antigua ciudad amurallada y la puerta de acceso a la misa, conocida como Puerta o Arco de San Pedro. La confluencia en ese lugar de varios caminos que se dirigían a diferentes puntos de la zona norte de Talavera, a saber, Mejorada, Segurilla, camino de la Sierra de San Vicente y de Castilla la Vieja condicionó la creación de un espacio de intercambio y comercio.

A partir de finales del siglo XII con la construcción y cierre de un amplio arrabal creado en el sector norte y este de la villa, extramuros del primer recinto, este espacio abierto se convierte en una plaza en el pleno sentido de la palabra. Las calles convergentes que parten de esta plaza, en un trazado radial, son los registros fósiles de aquellos antiguos caminos, a los cuáles se accedía a través de las puertas abiertas en el segundo muro (Puerta del Caño o Pescaderías-luego de Sevilla-, Puerta del Sol, Puerta de Toledo, Puerta de Zamora, Puerta de la Villa y Puerta o Arco del Pópulo).

Lugar por excelencia de sociabilidad local a lo largo de su historia, la plaza del Reloj ha tenido un significado especialmente económico, frente a la otra plaza, la plaza mayor o del Pan que asumía una representación simbólica de carácter político, institucional, festivo y religioso. Su centralidad neurálgica había sido aprovechada por el concejo desde finales del medievo cuando se colocó ya un reloj en el siglo XV en una de las torres de la muralla. Pero fue hacia 1601-1602 cuando el municipio construye una torre especialmente para albergar el reloj que regía el tiempo de la urbe, torre que estaría en pie hasta 1934 que una nefasta política municipal acabó con este elemento del patrimonio talaverano. Junto a esta torre se encontraba un lugar conocido durante el siglo XVIII y XIX como Cerrillo de las Ranas por alguna pequeña irregularidad topográfica en el terreno.

La evolución de su nomenclátor ha ido en sintonía con los tiempos históricos, y fundamentalmente a partir de principios del siglo XIX se verá influenciada por los cambios de régimen político, y por la instrumentalización que a nivel simbólico se hacía del callejero.

En la Baja Edad Media y durante el siglo XVI no parece que tenga una denominación concreta, o al menos no se registra en la documentación. Simplemente se la menciona como “plaza” o Plaza Pública. Durante el siglo XVII y parte del XVIII se le añada el apellido de Plaza de la Villa, posiblemente para significar el carácter de centro neurálgico de la urbe, cuya categoría de villa ostenta desde el siglo XIV con señorío jurisdiccional. En esta época está precisamente la Audiencia y Juzgado en la plaza y allí se anuncian los importantes acuerdos concejiles mediante pregones.

Esa idiosincrasia mercantil y artesanal que siempre tuvo queda reforzada en la segunda mitad del siglo XVIII cuando se la empieza a conocer como Plaza del Comercio; la puesta en marcha de la Real Fábrica de Seda, Oro y Plata provocó un desarrollo del comercio en la ciudad y se produjo un proceso de atracción de inmigrantes de muchos lugares de España a Talavera, aparte de los trabajadores especializados que vinieron a trabajar a la fábrica procedentes de países europeos. Un buen ejemplo es la casa de las pinturas que tenemos al principio de la Calle Corredera, donde un mercader de origen riojano, don Juna Cura de Tejada, instaló su comercio de paños y decoró su vivienda con estas pinturas alegóricas de las artes, la nobleza, el comercio y otros elementos hacia 1760.

El primer gran cambio que experimenta la plaza con carácter político tuvo lugar durante el trienio liberal, en 1820. Las autoridades locales, en sintonía con el espíritu político nacional recuperan el nombre de Plaza de la Constitución, que ya lo había ostentado la plaza del Pan entre 1812 y 1814, y que fuera erradicado con la disposición real de Fernando VII.

Con la vuelta del régimen fernandino absolutista, en 1824 se vuelve a cambiar el nombre y se le da legitimidad de reconocimiento a la figura del monarca, nombrándose entonces Plaza del Rey, a veces con el nombre completo (Plaza del Rey Nuestro Señor Fernando VII), denominación que perdura hasta su muerte en 1833. En ese año, y aun en minoría de edad de la legítima heredera al trono, se asigna el nombre de Plaza de Isabel II como medida preventiva; pero tres años después, en 1836 el ayuntamiento quiso al amparo del vigente Estatuto Real aprobado en 1834 recuperar el homenaje a la constitución. En sesión de 19 de agosto de 1836 se acuerda “que en la inscripción que hay en la plaza pública de esta villa que dice Plaza de la Reyna Nuestra Señora Isabel Segunda se borre y se ponga Plaza de la Constitución”. Cuando se promulga la Constitución de 1837 Talavera ya tenía su plaza dedicada a la Carta Magna española. El nombre ya no lo perderá hasta los años de la Dictadura de Primo de Rivera, cuando regía como alcalde el polémico Justiniano López-Brea. En 1927 el consistorio en Comisión Permanente de 4 de mayo de 1927, “acuerda dar el nombre de Plaza de Alfonso XIII a la que hasta ahora se llamó de la Constitución para conmemorar el XXV aniversario de la Coronación del Monarca”. Era una forma de acatar y sancionar la fidelidad al monarca en unos momentos delicados para la Corona. Por cierto el nombre de Alfonso XIII también se le puso al Parque y Jardines del Prado, recién reformados, hacia 1928.

Con la instauración de la II República, la corporación local volvió  en 1931 a recuperar para una de sus más importantes plazas el nombre de Plaza de la Constitución. En efecto en la sesión de pleno de 20 de abril de ese año, y a propuesta del concejal Ernesto López-Parra se acordó “que la Plaza de Alfonso XIII y Parque Alfonso XIII vuelvan a ostentar sus primitivos nombres de Plaza de la Constitución y Parque del Prado”.

De nuevo, el foro talaverano verá variada su denominación por motivos políticos en 1937. Tras la toma de la ciudad por las tropas rebeldes el 3 de septiembre de 1936, la Comisión Gestora municipal en su proceso de reorganización del callejero acuerda también cambiar el nombre a la plaza y dedicársela al general Franco, tomando así el de Plaza del Generalísimo, que mantendrá durante toda la dictadura.

Ya en el período democrático, en 1980, la corporación municipal erradicó algunos nombres del período franquista del callejero, y a la plaza la denominaron con el referente tradicional del elemento más representativo de su entorno, como Plaza del Reloj.

Evolución del nombre de la plaza;

PLAZA PÚBLICA, s. XVI

PLAZA DE LA VILLA, ss. XVII-XVIII

PLAZA DEL COMERCIO, s. XVIII

PLAZA DE LA CONSTITUCIÓN, 1820-1823.

PLAZA DEL REY NUESTRO SEÑOR FERNANDO VII 1824-1833.

PLAZA DE LA REINA ISABEL II, 1834-36.

PLAZA DE LA CONSTITUCIÓN, 1836-1927.

PLAZA DE ALFONSO XIII,  1927-1931.

PLAZA DE LA CONSTITUCIÓN, 1931-1936.

PLAZA DEL GENERALÍSIMO, 1937-1980.

PLAZA DEL RELOJ, 1980-

César Pacheco

Noviembre 2023

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