La supervivencia y el éxito de una empresa o de un proyecto profesional pasa obligatoriamente por una cosa: cumplir los objetivos que se marcan.
A muchas personas nos interesa eso de cumplir con los objetivos, pero nos ha pasado lo que a la mayoría. Nos marcamos metas a nivel personal y profesional y al final no somos capaces de cumplirlas. Y esto tiene consecuencias.
La primera es que nos sentimos bastante mal por no alcanzar lo que nos proponemos de forma sistemática y la segunda es que nos afecta a la hora de volver a tomar decisiones. Por supuesto, también afecta a nuestra marca personal.
Porque aunque parezca una tontería nunca nos han enseñado a establecer metas, ser efectivos o ser eficaces en el colegio.
Pero este problema podemos resolverlo si prestamos atención y damos respuesta a tres aspectos fundamentales. De hacerlo, habremos ganado mucho.
Lo primero de todo: Tener las cosas claras.
Puede parecer una tontería pero es la principal razón de fracaso cualquier proyecto. No tener las cosas claras es no saber lo que quieres de verdad. Y cuando esto no está claro, te enredas haciendo cosas que al final no sirven.
Tenerlo claro significa marcar un objetivo concreto y un resultado claro que esperas obtener. Por ejemplo: “En Agosto facturaré 1.000€ de 3 ventas del producto x”
Lo segundo: ¿En quién quiero influir?
Esta es otras de las preguntas clave que debes responderte. Saber quién va a ser el destinatario final de nuestros servicios nos ayuda a ofrecer algo mucho más útil.
¡Y abre bien los ojos! Un destinatario final puede ser un cliente si eres un freelance, pero también puede serlo tu jefe si trabajas para una empresa. Se trata de que te pongas en el pellejo de esa persona e imagines cómo se siente, qué necesidades tiene, cuáles son sus miedos, etc…
Y lo tercero: ¿Cuáles son los objetivos de esa persona?
Ya te has imaginado cómo se siente, sus necesidades, etc. Ahora ve un paso más allá. Ponte en su lugar e imagina que adoptas su misma forma de vestir, de caminar, de peinarse, de usar sus complementos… intenta ser esa persona por un momento.
Y cuando lo tengas, responde a estas preguntas:
● ¿Qué quiere esta persona?
● ¿Para qué lo quiere?
● ¿Por qué soy yo la persona adecuada para ayudarle?
Esto va a servirte para tener más confianza a la hora de tomar decisiones. Te va a ayudar a sentirte mejor y menos culpable. También tendrás una mejor imagen de ti mismo que los demás van a percibir. Y por supuesto, tendrás un mayor control sobre tu plan.
Cuando controlas todo esto es mucho más fácil que cumplir con los objetivos se convierta en una misión mucho más factible y no en un suplicio permanente.
Así que recuerda que el camino para alcanzar tus objetivos pasa por: tener las cosas claras, saber en quién quieres influir y en saber cuáles son los objetivos de esa persona.
Con esto ya tendrás mucho ganado.
Autor: Curro Trujillo. Formador y Asesor en habilidades de comunicación