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Que la Memoria no olvide… El Pícaro Aladino (I)

CAP 1 - IGROSO

Que la Memoria no olvide… El Pícaro Aladino (I)

Por Igroso

Partamos de una premisa: desde muy pequeño nunca supe decir que no a algo que me apasionara. Pero por cuestiones interesadas, sino porque la generosidad de mi querida madre me inculcó desde siempre el valor de la entrega a los demás sin pedir nada a cambio. Y camino de los 70 —ahí es nada— una simple conversación sobre asuntos diversos, acabó con una propuesta de colaboración del “amo de la cosa” — Fundación Futurart — para su revista de Futurart, bastó para que aquí me tengan: dispuesto a contar cosas de nuestro deporte, y principalmente de nuestro fútbol del ayer, pudiera ser que del presente si los acontecimientos venideros lo demandan y cabe, si los recursos mentales no me abandonan como en ocasiones hace mi musa, hasta del futuro.

Soy, por tanto, Ignacio Rodríguez Sobrino; desde siempre Igroso en cuestiones del deporte y El Ciego del Berrenchín cuando el contar las cosas de la vida lo hago en verso. Disfruten de mis historias e historietas si es su gusto; si no, pasen ustedes a la página siguiente.

Que la Memoria no olvide…

El pícaro Aladino

El primer detenido en España por intento de compra de partidos de fútbol de élite era “uno de los nuestros”

Sigue de vigente actualidad el “Caso Negreira y el FC Barcelona” con cientos, o miles, de artículos, programas de radio y televisión tratando el asunto. Las especulaciones sobre el millonario desembolso del conjunto catalán a uno de los responsables del Comité Técnico de Árbitros español otrora, van y vienen de un lado a otro sembrando las dudas sobre la honorabilidad de los encargados de impartir justicia en el terreno de juego. ¿Intento de compra de partidos? Posiblemente nunca se sepa, pero el amaño de resultados no es nuevo. Y hoy les traigo a colación una situación que sí afectó a “uno de los nuestros”.

Y hay que remontarse al año 1989, época en la que A.D.C., nuestro protagonista de hoy, escribió una triste —desde mi perspectiva personal más bien jocosa— historia en el fútbol español. Y si digo que “me reencontré” es porque en el verano de 1983, año de fundación del CD Parrillas, ya tuve mi primer contacto con Aladino —así le vamos a nombrar en este reportaje— como presidente del CD Escalona, tras invitar al conjunto parrillano en su puesta de largo a jugar dos amistosos de pretemporada, uno en cada campo. Allí, en Escalona, recibimos un trato exquisito toda la expedición.

Aladino fue detenido por la Policía Nacional en un hotel de Madrid.

Habían transcurrido cinco años desde aquella fecha cuando Aladino se vino a vivir a Talavera de la Reina —más tarde entenderán los motivos— y de buenas a primeras entró en contacto ¿casualmente? con un grupo de periodistas o comunicadores de la Ciudad de la Cerámica, que por 1988 realizaban sus tareas informativas en el ya diario La Voz del Tajo. Era la época en la que el fútbol sala local absoluto había adquirido bastante relevancia con la incorporación de exjugadores blanquiazules, que dieron lustre y un alto nivel competitivo a una competición que tenía lugar los lunes y los martes por la noche en el Primero de Mayo. Las gradas del gélido polideportivo talaverano se poblaban de aficionados ávidos de presenciar emocionantes partidos, que posteriormente el semanario talaverano —por entonces ya diario como reflejaba un poco más arriba— recogía en sus páginas del jueves con un suplemento especial y en el que Emilio Jiménez, Julio Martín y quien esto firman ponían el picante desde su conocida “Fila 3”, que era precisamente donde se ubicaban.

Playa del Alberche a su paso por Escalona, donde la expedición del CD Parrillas disfrutó del agua ante de jugar el partido.

Si la emoción y competitividad de los encuentros hacía subir la adrenalina de todos, los postpartidos en el pub de la calle Lepanto, que regentaban los exfutbolistas Alejandro Conde y Alejandro Valero (Primero de nombre “Jandros” y posteriormente cuando la sociedad se disgregó “El Punto”), eran el complemento final a lo que el lector se encontraría apenas dos o tres días más tarde. En torno al fragor de las cervezas jamás había prisas y nos daban las altas horas de la noche entre risas, comentarios y apuntes. Entre nosotros apareció cierta noche Aladino, presentado por un compañero de talleres al que había conocido no sabemos cómo. Una vez se unió al grupo ya no nos dejaría ni a sol ni a sombra y cualquier día de la semana se le podía ver con el grupo, bien en Los Tinajones o El Mirasol.

José María García daba la noticia en Antena 3 Radio.

¿Y cómo era y qué buscaba Aladino entre nosotros? Nuestro personaje, que tenía un marcado acento entre gallego y argentino, cautivaba con su conversación sobre fútbol y sus entresijos, pero tenía cocodrilos en los bolsillos y cada día de la semana, cada semana del mes y cada mes del año, su presencia en el grupo le servía para beber de “gañote”. Y lo que buscaba parecía muy claro, ya que pretendió en nuestro entorno “utilizarnos” con el objetivo puesto en introducirse en el Talavera CF con alguna ¿rara? pretensión. Si era esa su pretensión, no lo consiguió, entre otras razones porque nuestra relación con los gestores del club blanquiazul por aquella época no era muy fluida, todo lo contrario que con el fútbol sala. Pero ustedes podrán deducirlo por sí mismos, si deciden seguir leyendo. No obstante, puedo añadir de Aladino que daba la sensación de ser un personaje de mundo, muy abierto y comunicativo, con “profundos” conocimientos del deporte rey. Pero jamás ofreció muestras de debilidad ni hizo referencia alguna a su pasado. Y sinceramente debo decir que no llegué a relacionarle con el CD Escalona, en absoluto.

Transcurrido algún tiempo, nuestro personaje había dado la espantada y nunca más volveríamos a tener noticias de él, justo hasta el mes de enero de 1989, concretamente el día 26 de enero. Y es que justo esa misma noche el popular José María García —entonces en Antena 3 Radio— iniciaba su programa radiofónico con la siguiente noticia: “en un hotel madrileño funcionarios de Policía procedieron a la detención de Aladino”. ¿Por qué era detenido A.D.C., que en algunas ocasiones solía cambiar su segundo apellido por Fernández? Según las informaciones de la época porque “había dispuesto de un cheque —apostamos que sin fondos porque estuvo siempre más tieso que la mojama— de dos millones de pesetas para amañar un partido de fútbol de Primera División”. De la noticia también se haría eco el diario Marca.

Enríquez Negreira en sus tiempos de árbitro.

El suceso, que me sorprendió, quedaba reflejado de esta manera: “Aladino intentó la compra en un partido del Málaga CF, donde al parecer uno de sus directivos se prestó a colaborar con la policía para detenerle. El mencionado directivo, acompañado por un policía que se hizo pasar por un empleado del equipo malacitano y que llevaba un magnetófono oculto para grabar la conversación, contactaría con A.D.C., conocido como señor Fernández. Éste les diría a ambos que “gracias a su mediación había favorecido a diversos equipos de fútbol”. En la cita con el directivo y el supuesto empleado —el policía— mencionaría a clubs como Celta, Betis, Barcelona —al que por 10 millones de pesetas le había hecho ganar la final de la última Copa del Rey—. Sevilla —al que aseguraba que por ganar la Liga le costaría 100 millones de pesetas—, al Mallorca —del que manifestó que le hizo bajar a Segunda porque le dieron un talón sin fondos de 10 millones— y así otros casos más.

No hay más espacio (continuará… se suele poner en el epílogo) para seguir narrando, de ahí que les cite a próximas comparecencias para que ustedes —amables lectores— queden informados al completo de esta historia que nos afecta muy de lleno. Les espero.

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