Fundación Futurart

Raúl Sánchez de Castro, nuevo Embajador de Fundación Futurart

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Raúl Sánchez de Castro, nuevo Embajador de Fundación Futurart

Muchas novedades han acontecido en la Fundación con el cambio de año, una de ellas es el tradicional nombramiento del nuevo Embajador de Fundación Futurart de cara a este 2023. Durante la Gala Benéfica Raúl Sánchez de Castro, gerente de Cárnicas Dibe, ha sido elegido para desempeñar este cargo en el nuevo año.

Nuestro Embajador es de sobra conocido por todos, lleva años colaborando con la Fundación y ha aparecido en varios números de nuestra revista contándonos novedades, logros y proyectos con su empresa Cárnicas Dibe. Pero en esta ocasión, queremos acercarnos a él de una manera diferente y conocerle más de cerca. Descubrir su parte más humana y solidaria y saber cuáles son los planes que como Embajador de Fundación Futurart tiene para el 2023.

En primer lugar enhorabuena por tu nombramiento. ¿Cómo has recibido la noticia?

La verdad que con mucho orgullo. Hace muchos años que formo parte y colaboro con las causas por las que trabaja Fundación Futurart y poder tener un papel más activo durante este año siempre es ilusionante.

Recuerdo que cuando nos asociamos a la Fundación no podíamos ni imaginarnos que se convertiría en algo tan notorio para nosotros. Y ahora es cierto que colaborar con ella y acudir a actos como la Gala Benéfica son cosas que “te pide el cuerpo”. La verdad que ha sido un placer poder volver a reunirnos de nuevo y celebrar todo lo que podemos conseguir juntos por quienes más lo necesitan.

Desde Cárnicas Dibe colaboráis con la Fundación pero lo cierto es que prestáis vuestra ayuda siempre que os la piden.

Intentamos aportar nuestro granito de arena a la sociedad con lo que está en nuestra mano. Por eso si hay alguna causa en la que creemos procuramos formar parte de ella, ya sea participando en un evento solidario, haciendo alguna aportación, cediendo nuestras infraestructuras… Es importante apoyarnos entre todos.

Y en los últimos meses vuestra solidaridad no solo se ha quedado aquí si no que ha traspasado fronteras…

Así es, al inicio de la guerra de Ucrania acudimos a la frontera con Polonia para llevar algunas provisiones a los refugiados que allí se encontraban.

¿Cómo surgió la idea?

La verdad que, curiosamente, el que me dio el impulso para organizarlo todo fue mi hijo de 9 años. Un día paseando por Talavera nos encontramos con un acto en el que se pedían no solo donativos en forma de ropa de abrigo, útiles de higiene y de más sino que también se comentaba que se necesitaba transporte para acercarlo a Ucrania. Tras presenciar este acto marchamos a casa sobrecogidos con todo lo que estaba pasando pero volviendo a nuestras vidas…

Quien no pudo dejar de pensar en lo que había escuchado fue mi hijo que además de hacerme un montón de preguntas sobre el conflicto, es impresionante cómo la inocencia de un niño no alcanza a entender tanta maldad. Me dijo “Papá, han dicho que hacen falta transportes. Y tú tienes camiones. ¿Por qué no les ayudamos?”. Inmediatamente después de escuchar estas palabras mi cabeza hizo click y junto a otros amigos cazadores y algunas instituciones y ayuntamientos nos pusimos en marcha para llevar a Ucrania la ayuda que estuviera en nuestra mano.

¿Cómo fue esa experiencia?

Algo que jamás podré olvidar. La gente se volcó con nosotros y llenamos varios camiones, incluso hubo que dejar aquí material porque nos era imposible cargarlo todo. El viaje hacia allí fue muy emocionante. Una emoción que fue evolucionando hacia el sobrecogimiento y el dolor cuando comenzamos a entrar en Polonia donde el silencio, las miradas perdidas y los sueños rotos eran los únicos protagonistas.

Tras algunas vicisitudes conseguimos hacer llegar todo el material que habíamos llevado incluso trajimos hasta Talavera a varias personas que tenían familia en nuestra ciudad y que escapaban del horror de la guerra.

Una vivencia dura pero también enriquecedora a nivel personal

Por supuesto, la verdad es que creo que nos soy la misma persona que era antes de marchar hacia Polonia. Doy mucho más sentido a las cosas y valoro más el día a día y lo que tenemos. Además, el poder haber ayudado a estas personas es junto a mis hijos, de lo que más orgulloso me siento en lo que he hecho en mi vida hasta día de hoy.

Volvamos a Talavera y hablemos de su realidad. ¿Qué necesidades crees que tiene nuestra comarca?

Creo que en Talavera necesitamos volver a recuperar la ilusión y las ganas. Tenemos un gran complejo de inferioridad respecto a otras ciudades muy similares a nosotros y no entiendo la razón. El tema del trasporte, el tren, las comunicaciones siempre ha estado ahí y por supuesto que si mejorasen sus condiciones podríamos prosperar un poco. Pero lo que hace falta son ganas de levantar nuestra ciudad con trabajo y esfuerzo.

Percibo que muchas personas, sobre todo los jóvenes, tienen idealizada la idea del trabajo perfecto y no todos podemos ser futbolistas ni estrellas de internet. Se necesitas personas que trabajen el campo, que se dediquen a la logística, a la hostelería… Todos los oficios son importantes a la hora de que una zona prospere o termine de hundirse.

¿Nos encontramos en una situación delicada entonces?

Estamos en una zona donde los pequeños municipios son muy importantes y creo que hay un gran desarraigo de lo rural. Debemos educar a los jóvenes en el amor por las zonas rurales, por la naturaleza, por salir del sofá y soltar la pantalla de vez en cuando… El mundo rural tiene mucho que decir y mucho que aportar y prueba de ello son las personas que raíz de la pandemia han abandonado las grandes ciudades para instalarse en nuestra zona y están más que encantadas. ¿Por qué entonces nosotros lo desvalorizamos?

El mundo rural y la caza van de la mano…

Así es, por la parte que me toca tengo una estrecha relación con la caza e intento siempre ponerla en valor y reivindicar su importancia.

El hombre ha cazado desde los orígenes de la humanidad y fue esa ingesta de proteínas lo que le hizo desarrollar su inteligencia.

La caza es necesaria para el hombre, no solo para comer. También controla plagas, enfermedades… Y lo vimos durante el confinamiento cuando los jabalís campaban a sus anchas por pueblos y ciudades. Creo que lo más importante es el respeto tanto hacia los cazadores como a quienes no comparten la práctica de esta actividad.

A veces resulta un poco complicado concertar entrevistas contigo. Sueles estar viajando… ¿Algún nuevo proyecto a la vista?

¡Uno de lo más especial! En unos días viajo a Tanzania con parte de mi equipo para comenzar allí la construcción de un matadero. La idea es enseñar a los autóctonos cómo tratamos y conservamos aquí la carne para que ellos puedan hacerlo y tener mejor sustento y un medio de vida.

Este viaje es una primera toma de contacto pero después de este vendrán muchos más hasta que finalicemos este proyecto que llevamos a cabo de la mano de otra fundación solidaria.

¡Apasionante! Estamos deseando que nos cuentes cómo ha ido sido esta experiencia. Pero de momento… ¿Qué planes tienes como Embajador de Fundación Futurart?

Todos los que se me propongan. Me gustaría conocer a fondo el Proyecto Solidario por el que trabajaremos este año, charlar con las personas responsables de él y por supuesto con los beneficiarios para poder así saber un poco más sobre su realidad. De hecho ya hemos concertado alguna visita para poder empezar a conocernos.

Y por supuesto, estoy dispuesto a prestar mi ayuda siempre que esté en mi mano como Embajador de Fundación Futurart. ¡Será un gran año!

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