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Complejo Rural del Tiétar: un nuevo refugio en Fresnedilla

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Complejo Rural del Tiétar: un nuevo refugio en Fresnedilla

Tras consolidar su proyecto de Complejo Rural El Mesón en la Sierra de San Vicente como uno de los referentes del turismo rural en la zona, Carlos Llorente vuelve a apostar por el entorno natural, el descanso de calidad y los espacios pensados para compartir. Su nuevo proyecto, Complejo Rural del Tiétar, abre sus puertas en el pequeño municipio abulense de Fresnedilla, en pleno Valle del Tiétar. Un enclave tranquilo y con encanto que, sumado al buen hacer del equipo gestor, aspira a convertirse en un nuevo referente para quienes buscan desconectar del ritmo urbano sin renunciar al confort.

La filosofía de este nuevo complejo mantiene intactos los pilares que han hecho triunfar sus anteriores alojamientos: atención personalizada, amplias instalaciones, privacidad para grandes grupos y una integración respetuosa con el entorno. Pero este proyecto suma, además, una historia de recuperación patrimonial y una dosis extra de versatilidad que lo convierten en una apuesta singular dentro del turismo rural de Castilla y León.

Una antigua posada con nueva vida

El origen del Complejo Rural del Tiétar está en un edificio emblemático del pueblo: la antigua posada de Fresnedilla. Este conjunto de construcciones tradicionales ya había sido adaptado como alojamiento rural años atrás, incluso contaba con un pequeño restaurante. Sin embargo, la pandemia obligó a su cierre, y durante un tiempo permaneció inactivo, esperando una segunda oportunidad.

Carlos, con años de experiencia a sus espaldas y buen ojo para detectar el potencial de este tipo de espacios, no tardó en reconocer en esta propiedad el escenario ideal para su siguiente proyecto. “No fue algo improvisado”, nos cuenta. “Llevaba tiempo buscando un lugar con estas características: amplio, con varios edificios, salones grandes y muchas habitaciones”.

A partir de ahí, se puso en marcha un proceso de reforma integral que respetó la esencia del lugar. Los antiguos edificios que habían sido caballerizas, almacenes o viviendas de apoyo agrícola fueron transformados en tres edificaciones destinadas íntegramente al uso turístico. El resultado es un espacio funcional pero con carácter, que conserva parte del alma rural del lugar sin renunciar a la comodidad de las instalaciones actuales.

Versatilidad y capacidad: una fórmula pensada para compartir

Uno de los grandes atractivos del Complejo Rural del Tiétar es su capacidad para adaptarse a diferentes tipos de grupos. En total, el conjunto dispone de 21 habitaciones y puede alojar hasta 67 personas, lo que lo convierte en una de las casas rurales con mayor capacidad de la zona. Pero lejos de ser un único bloque masificado, el complejo se ha dividido inteligentemente en tres unidades independientes, lo que permite su uso modular.

Dos de las edificaciones están siempre disponibles para los huéspedes: una de ellas incluye dos grandes salones y una cocina completamente equipada; la otra alberga 16 habitaciones que garantizan comodidad sin renunciar a la privacidad. La tercera unidad, más pequeña, se puede abrir o mantener cerrada según las necesidades del grupo, lo que permite reducir costes y adaptar la estancia a distintos tamaños.

Esta flexibilidad ha sido clave para atraer tanto a grupos grandes que buscan celebraciones privadas como a empresas que necesitan espacios para encuentros corporativos, reuniones o retiros. También se adapta bien a familias numerosas, grupos de amigos o eventos especiales como bodas y comuniones. La posibilidad de cerrar parte de las instalaciones o reservarlas en exclusiva garantiza privacidad y control del entorno, algo muy valorado tras la pandemia.

Un entorno pensado para disfrutar en cualquier época del año

Más allá de las habitaciones, el Complejo Rural del Tiétar cuenta con amplios espacios comunes y exteriores diseñados para el disfrute colectivo: jardín, piscina, zona de barbacoa, barra de bar al aire libre… Todo distribuido para que cada grupo pueda vivir su estancia a su ritmo. En verano, los exteriores cobran protagonismo; en los meses fríos, los grandes salones interiores permiten disfrutar del entorno sin preocuparse por el clima.

“Lo que más valora la gente es poder estar juntos, sin interferencias, y tener tanto espacio para moverse”, explica Carlos. A esto se suma la tranquilidad de Fresnedilla, un pequeño pueblo del Valle del Tiétar que ofrece paz, naturaleza y buenas conexiones con Madrid, lo que lo convierte en un destino accesible y atractivo para escapadas de fin de semana o vacaciones más largas.

Atención personalizada: el toque humano que marca la diferencia

En un momento en el que proliferan las casas rurales que funcionan con códigos digitales, entradas sin contacto y gestión a distancia, Carlos ha optado por mantenerse fiel a su modelo: una atención personalizada y presencial en cada entrega de llaves. “No se trata solo de enseñar la casa. Estos alojamientos son grandes, tienen muchos espacios y detalles que conviene explicar. Además, me gusta conocer a quien se aloja en mis casas”, afirma.

Este enfoque no solo mejora la experiencia de los huéspedes, sino que también le permite recibir feedback directo, resolver dudas al momento y generar una relación de confianza.

Alta ocupación y clientes que repiten

Desde la pandemia, el turismo rural ha experimentado una transformación, con un aumento notable en la demanda de casas completas y entornos más íntimos. “Muchos clientes repiten y cada vez más grupos buscan alojamientos donde no tengan que compartir espacios con desconocidos”, comenta.

Aunque aún es pronto para hacer balance del año, las perspectivas son muy positivas. Y es que Carlos nos cuenta que esta temporada, incluso los meses tradicionalmente más flojos, la mayoría de sus alojamientos han registrado buenos niveles de ocupación. Para el verano, las reservas están prácticamente completas, algo que se ha vuelto habitual en sus casas gracias a una combinación de fidelidad de clientes, presencia en redes y campañas bien dirigidas.

Además, cada vez son más los clientes que repiten. Carlos estima que más de la mitad de sus reservas provienen de grupos que ya se han alojado en alguno de sus complejos anteriormente, lo que refleja una fidelidad que no es fácil de conseguir en el sector. A esto se suma una estrategia de visibilidad online bien planificada: web propia, campañas en redes sociales, colaboración con plataformas de reservas y una presencia destacada en Google, donde acumula reseñas muy positivas.

Cuatro alojamientos y un estilo propio

Con este nuevo proyecto, Carlos suma ya cuatro alojamientos rurales en funcionamiento. Dos de ellos, incluido el recién inaugurado, están pensados para grupos numerosos; el tercero tiene capacidad para unas 30 personas y el cuarto es un acogedor apartamento para seis. Una variedad que le permite responder a diferentes perfiles de cliente, pero siempre dentro de una misma filosofía: turismo rural de calidad, con personalidad y atención cercana.

Una apuesta sólida por el turismo rural

El Complejo Rural del Tiétar es mucho más que una casa rural. Es el resultado de años de experiencia, de saber escuchar al cliente y de entender qué busca quien elige el turismo rural como opción de descanso. Es también una muestra de cómo la recuperación de espacios tradicionales puede hacerse con respeto y visión de futuro, contribuyendo a dinamizar el entorno rural y a mantener vivo el patrimonio local.

Fresnedilla gana así un nuevo recurso turístico, y Carlos añade una joya más a su particular colección de espacios para compartir. El turismo rural, bien gestionado, tiene todavía mucho que ofrecer. Y propuestas como estas son una prueba de ello.

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