¿Qué pensaría si le digo que renunciar a los errores es renunciar al éxito? Si como lo lee, cometer errores es la antesala al aprendizaje y a la postre al éxito.
Parafraseando a Zig Ziglar, si aprendes de tus fracasos, realmente no has fracasado. No puedo estar más de acuerdo. Tanto en la vida, y si cabe, aún más en los negocios, el éxito a menudo se asocia con la perfección. Se espera que los empresarios tomen decisiones correctas todo el tiempo y que no cometan errores. Sin embargo, la realidad es que cometer errores es parte del proceso de aprendizaje y de crecimiento empresarial.
El fracaso no está bien visto en el ámbito profesional, pero la realidad es que es parte del recorrido. Todos cometemos errores. La vida del empresario va ligado a asumir responsabilidades y a una continua toma de decisiones, en este sentido, el que las toma es el que se expone a equivocarse o no acertar. En lugar de ver el fracaso como un obstáculo o incompetencia, la clave será verlo como una oportunidad para aprender y crecer. Les recuerdo que solo con aprender que no hay errores, sino algo que aprender y lo extrae de esa situación, ya está por delante del 99 % de la gente.
Los errores deben ser una valiosa fuente de retroalimentación. Nos muestran dónde están nuestras debilidades y nos dan la oportunidad de mejorar en esas áreas. También pueden mostrarnos cómo hacer las cosas de manera diferente la próxima vez para evitar cometer el mismo error. Esta es la clave, estar cometiendo nuevos errores y no los mismos.
Por otro lado, es importante aprender a separar el error de nuestra identidad como empresarios. Cometer un error no significa que seamos malos empresarios o que no tengamos éxito. Simplemente significa que todo es mejorable en nuestro camino hacia el triunfo.
En resumen, cometer errores es parte del proceso de aprendizaje y de crecimiento empresarial. El error en sí, no es el propio error, sino no haber extraído una lección del mismo que nos haga avanzar. Recuerde, si no hay fracasos, difícilmente llegará el éxito.