Si ya el mundo de la empresa es complejo y con exigencias cada vez mayores, nos acercamos al un final de año poco alentador y con incertidumbres continuas que parecen no tener fin.
A empresarios y profesionales no nos queda otra que agudizar el ingenio y encontrar nuevas soluciones como respuestas a nuevos desafíos. Parafraseando a Henry Ford, no nos podemos permitir gastar más tiempo y energía en hablar de los problemas que en afrontarlos.
Hacer un negocio sostenible requiere tomar decisiones acertadas sobre qué estrategias y tácticas serán más efectivas para ayudar a la empresa a alcanzar sus objetivos. Para ello les recuerdo no perder de vista conceptos como eficacia y eficiencia y enfocarnos en uno o en otro según el momento de la empresa y por supuesto aprovechando la tecnología como aliado para mejorar los resultados.
La capacidad para lograr lo que se quiere y alcanzar el resultado que esperamos tras la realización de una acción es vital, hablamos de eficacia, pero si además lo conseguimos con menos recursos que la competencia, estamos aumentando la eficiencia, y por tanto la rentabilidad. Producir más de manera correcta con menos recursos será vital para lograr el máximo potencial de la empresa.
En este punto, quizás se pregunte ¿qué es más importante la eficacia o la eficiencia?
Pues bien, si su empresa ya tiene unos años de trayectoria con toda seguridad que esta siendo eficaz, está haciendo las cosas correctamente, de lo contrario no estaría en el mercado. Ahora bien, si le está costando llegar al punto de equilibrio, sin ninguna duda debe enfocarse en la eficiencia y aumentarla con todas las herramientas y medios que entre otras cosas la tecnología pone a nuestra disposición para conseguir mejorar los resultados y el crecimiento de la empresa. La rentabilidad suele estar ligada a la eficiencia porque cuanto más eficiente sea una empresa, más competitiva.
