La Asociación de Familiares de Enfermos de Alzhéimer y otras demencias de Talavera (AFATA) lleva más de veinte años cuidando a los pacientes y sus familiares, que son los primeros en sufrir la enfermedad después del propio enfermo. Son los que lidian con la enfermedad día a día, son los que ven el avance de la enfermedad.
Para llevar a cabo tan importante tarea disponen de unas instalaciones que se ubican dentro de una residencia de mayores en Talavera y en las que con esfuerzo e ilusión disponen de lo que se conoce como “centro de día”, con un horario de atención entre las 9 de la mañana y las 5 de la tarde, trabajando con personas con diferentes grados de dependencia.
Un presente apretado
Días pasados el Presidente de la Fundación Futurart, José Luis Bodas, y el nuevo embajador del Proyecto Solidario de este año, Roberto González, visitaron las instalaciones de AFATA. En dicha visita, acompañados por Alicia Peñuela, presidenta de la asociación, y el resto de profesionales, pudieron conocer cuáles son las actividades del centro, cuáles son sus principales problemas y cómo esperan y desean que sea su futuro.
Lo primero que llama la atención es el poco espacio con el que cuentan. A pesar de ello en muy pocos metros cuadrados han convertido un espacio multiuso que se adapta a todas las necesidades de los usuarios y que da cabida a los diferentes grupos de actividad con los que cuentan: un grupo de estimulación cognitiva, el Servicio de Promoción de la Autonomía Personal (SEPAP) con 53 usuarios, y el grupo de ayuda a domicilio, que cuenta con psicóloga, terapeuta, trabajadora social y un auxiliar.
Además, su actividad también se orienta a los familiares de los pacientes a los que ofrecen ayuda psicológica y grupos de terapia, con el objetivo de que el proceso sea lo más llevadero posible. También cuentan con un sistema de transporte subvencionado que recoge a los enfermos para que acudan al centro.
No hay límites en la ilusión
La Asociación cuenta con financiación por parte de Bienestar Social, Sanidad y la Diputación de Toledo, pero no es suficiente. Según comenta la presidenta, muchas de esas actividades no se podrían llevar a cabo si no fuera por el programa de voluntariado, con una función muy importante dentro de la organización. Sin voluntarios el proyecto no sería posible.
Lo que más necesitan es un espacio nuevo, ya que llevan en este desde 1998 y no pueden evolucionar. Un espacio donde realizar una atención más individualizada y no tan grupal. Donde puedan ayudar a todo el mundo que lo necesite y no haya una lista de espera de 30 personas, ya que al ser una enfermedad degenerativa, temen que cuando dispongan de medios para ayudar al enfermo, ya sea demasiado tarde.
Nuevo año, mismo proyecto y misma ilusión
Les han cedido una parcela, pero no tienen financiación para poder edificar, pero a pesar de todo van a luchar para conseguir unas instalaciones adecuadas a los servicios que ofrecen a los pacientes y sus familiares. Y el primer paso es dar a conocer la asociación y difundir el trabajo que hacen día a día.
Y ese es el deseo de futuro que ha podido conocer de primera mano tanto José Luis como Roberto. Conseguir ese espacio adecuado a las necesidades de los pacientes que permita poder atender lo mejor posible al mayor número de personas y que dispongan de unas instalaciones adecuadas.
Un espacio que ayude a no olvidar a aquellos que no pueden recordar.