La historia de una ciudad no sólo se descubre por sus restos documentales, monumentales, arqueológicos o artísticos que conforman parte de su patrimonio cultural. Hay otros indicadores que nos ayudan a comprender la evolución del lugar a través del tiempo, y que permiten intuir los condicionantes ideológicos, antropológicos y culturales que cada época tuvo y en la que se generaron esos elementos del patrimonio.
El nomenclátor o nombre de las vías urbanas es un buen indicio de este fenómeno. La evolución del callejero ha ido pareja a los cambios políticos y percepciones sicosociales del espacio urbano, a la hora de su denominación y la fijación de topónimos. Vamos a ir conociendo poco a poco los nombres de calles que han tenido en Talavera una mayor variación durante los últimos siglos, fundamentalmente. De tal manera que durante el XIX y XX la ciudad va a experimentar el mayor volumen de transformaciones en su callejero, muy superior al registrado en todos los siglos anteriores.
Empezamos nuestro catálogo con la principal plaza de la ciudad tradicional
PAN, Plaza del
La denominación de plazuela del Pan la tenemos registrada por primera vez en un documento de 1437 que se conserva en el Archivo Municipal de Talavera. Se trata de una escritura de compraventa de unas casas en las se marcan sus linderos junto a una calle que va la “plaçuela del Pan”. Este dato es importante ya que nos confirma que años antes de la ampliación y remodelación de la conocida como plaza mayor de la ciudad ya se conocía con el actual nombre, al menos a una parte de ella. Todo parece indicar que en la Baja Edad Media se podrían haber configurado dos plazas pequeñas, una delante de la Colegial, conocida como plazuela de Santa María, y otra cercana denominada del Pan ya en esos años.
En realidad parece que tenía dos partes o zonas diferenciadas que muy posiblemente fueron unidas con la gran obra de finales del siglo XVI y principio del XVII.
El nombre “del Pan” tuvo una vinculación directa con la oficina de distribución del pan, lo que en la ciudad medieval tradicional se denomina Calahorra, oficina o casa pública con rejas por donde se daba el pan en tiempos de carestía. Tendría cierta lógica pensar que la Calahorra talaverana se encontrara en un lugar central donde el poder civil pudiera controlar este importante servicio. Para ello no descartamos que en el siglo XIV y primeras décadas del XV hubiera estado en la plazuela del Pan. Posteriormente sabemos que la Calahorra a finales del siglo XV estaba situada en la plaza del Reloj, junto a la muralla. Pero a principios de la siguiente centuria parece que se había trasladado a otro lugar.
A mediados del siglo XVII cuando ya la plaza estaba reestructurada y ampliada, convirtiéndose sin duda en la verdadera plaza Mayor de Talavera, el cronista Álvaro de Carvajal nos deja esta descripción de la misma: “La Plaza Mayor que dicen del Pan, es muy grande y muy capaz. Está en ella la iglesia mayor de esta villa, casas de Ayuntamiento muy suntuosas y capaces hechas solo para este ministerio. El hospital de la Misericordia, cuyo edificio que la adorna es muy vistoso y otras casas principales de cavalleros de esta villa adornadas y lucidas con mucho número de balcones y sirve para los juegos de cañas y fiestas de toros tan ordinarias en esta villa”.
Para entonces se había convertido en un espectacular foro dedicado a la celebración de todo tipo de eventos festivos, religiosos, civiles y con un alto contenido simbólico, dada la situación de los poderes civil y eclesiástico en su recinto.
Durante el siglo XVII se había ido configurando, igualmente, la otra plazuela delante del colegio de la Compañía de Jesús, del Corral de Comedias, y algunos palacios de la nobleza local, lo que hoy conocemos como Plaza del Padre Juan de Mariana. Este espacio abierto tomó también la misma denominación de Plaza del Pan, al menos desde esta época, y no parece que hubiera una designación específica. La nomenclatura de esta plazoleta no se varió hasta la década de 1880 cuando se inaugura la estatua del ilustre jesuita talaverano, y se le cambia el nombre.
La plaza mayor del Pan seguirá pues invariable hasta la jura de la Constitución de Cádiz de 1812 por parte de la villa y sus instituciones. Es entonces cuando se varía por el de Plaza de la Constitución, nombre que ostentará hasta el proceso inverso de la quema de la misma Carta Magna con la vuelta de la política absolutista de Fernando VII en 1814. Es en ese momento se dictamina: “Que sin dilación alguna y en este momento se borre y quite la inscripción de la Plaza de la Constitución, y que en lo sucesivo se denomine a ésta Plaza Real de Fernando VII, a cuyo fin y para eterna memoria se colocará en sitio oportuno una lápida con el ornato posible, que así lo especifique”.
Esta denominación no pasaría de ser un mero nombre oficial que tuvo poca trascendencia, pues el pueblo seguía llamándola Plaza del Pan; de nuevo con la jura de la Constitución por el rey en 1820, con el régimen liberal, el ayuntamiento parece que recupera el antiguo nombre y decide asignárselo a la otra plaza principal de la villa, la plaza del Reloj.
De nuevo con el tradicional nombre de plaza o plazuela del Pan, no se verá variado hasta 1864 cuando la reina Isabel regala a la villa un retrato suyo, y es recibido con toda solemnidad; se hacen demostraciones de apoyo y homenaje a la misma para colocar la efigie en las Casas Consistoriales. Aprovechando el evento, el ayuntamiento acuerda el 13 de mayo de ese año variar el nombre de la plaza: “que la plaza de Santa María tomará desde este día el nombre de Ysabel Segunda a cuyo fin se colocará una lápida que así lo marque con el año que tiene lugar, la cual estará tapada hasta que el Sr. Alcalde presidente la descubra al frente del retrato de Su Majestad”.
La filiación real de la plaza durará poco tiempo pues en octubre de 1868, con el triunfo de la Revolución llamada “La Gloriosa” que provoca la caída de Isabel II, se vuelve a producir el cambio de la gran plaza, pasando a denominarse desde entonces, Plaza de la Libertad, señalando de esta forma el deseo de las autoridades revolucionarias y de la política liberal de significar uno de los mayores valores de la humanidad. El nombre se mantendrá intacto hasta un nuevo tiempo convulso que obliga a la variación de nombres por razones políticas. Bajo la presidencia del ayuntamiento de Justiniano López-Brea, en el régimen del directorio militar, se acuerda en sesión de 14 de diciembre de 1925 variar la denominación y asignar el de Plaza del General Primo de Rivera, al tiempo que se le nombra Hijo Adoptivo, como un modo de apoyo al nuevo régimen sin fisuras.
Con la proclamación de la Segunda República, en 1931, se vuelve a recuperar el antiguo y evocador nombre de Plaza de la Libertad, que conservará sin problemas hasta los cambios aprobados por la Comisión Gestora franquista en 1937, que de nuevo vuelven a homenajear al padre del fundador de falange, y la nombran Plaza del General Primo de Rivera. Plaza que ahora jugará un papel extraordinario como espacio urbano con un alto contenido simbólico al establecer en ella la Cruz de los Caídos y llevar a cabo todo tipo de manifestaciones de apoyo al régimen de Franco.
Habrá que esperar a la consolidación del nuevo orden democrático para que se varíe de nuevo el nombre y se recupere el antiguo nombre de Plaza del Pan, acuerdo que se toma en 1980.
Nombres que ha tenido la plaza del Pan a través de la historia:
PLAZUELA DE SANTA MARÍA, s. XIII
PLAZUELA DEL PAN, s. XV-XIX
PLAZA DE LA CONSTITUCIÓN, 1812-1814
PLAZA DEL REY FERNANDO VII, 1814-1820
PLAZA DEL PAN, 1820-1864
PLAZA ISABEL II, 1864-1868
PLAZA DE LA LIBERTAD, 1868-1925.
PLAZA GENERAL PRIMO DE RIVERA, 1925-1931.
PLAZA DE LA LIBERTAD, 1931-1936.
PLAZA DEL PAN, 1937-1939.
PLAZA DEL GENERAL PRIMO DE RIVERA, 1939-1980
PLAZA DEL PAN, 1980