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La Talavera Desconocida: Historia de sus calles – Calle Cerería

La Talavera Desconocida: Historia de sus calles – Calle Cerería

El primer nombre más antiguo que encontramos para esta calle es el curioso topónimo de Calle de los Cascajosos, que aparece en documentos del siglo XV. Palabra derivada de “cascajo”, ya se registra en el castellano en el siglo XII, y alude a la abundancia de guijos, posiblemente por la pavimentación primitiva hecha a base de cantos rodados.

La Calle de la Cerería debe su nombre a los artesanos y comerciantes relacionados con este oficio. La cerería es el arte del cerero, así como la casa o tienda donde trabajaba o vendía el producto. La cera se ha utilizado tradicionalmente para hacer velas, encerar maderas, papel, telas y cuero, y como conservante e impermeabilizante. Con el cristianismo pasará a tener un sentido religioso, simbolizando la carne de Cristo por su aspecto puro e indestructible. Este concepto provocara la extensión de su uso en el culto en forma de luminarias, velas y cirios pascuales.

La especialización de ciertas vías urbanas durante la Baja Edad Media, con la concentración de mercaderes o artesanos que ejercían sus oficios en un mismo espacio urbano, es un fenómeno muy común en España. Permitía una mayor comodidad para los vecinos, potenciales clientes, y abarataba los costos de producción de las manufacturas, al tiempo que el concejo tenía regulada y controlada la actividad de una manera más eficaz. Dicho requisito y características lo cumplen, además de esta calle, otras como la de los Mesones, Carnicerías, Zapaterías (actual de San Francisco) y la de los Herreros, que estaba situada en la Corredera del Cristo.

También hay que destacar que esta calle, durante la etapa moderna, ss. XVI-XVIII, estuvo jalonada de varias casas señoriales y solariegas, de la nobleza y la hidalguía talaveranas. Tenía además una buena comunicación con el extrarradio, a través de la denominada Puerta de la Villa, al final de la calle, donde se encontraba el Puente de la Villa para cruzar el arroyo Portiña, y se daba paso al barrio de mesones y posadas de  la Cruz Verde. 

En la zona más extrema de la calle hace esquina con la Calle Marquesitas. Es muy probable que el nombre de esta calle se fijara a principios del siglo XIX, pues ya se registra como tal en el padrón de 1816. En un plano de 1830 ya aparece como Calle  Marquesitas. La denominación cuenta con dos hipótesis: por una parte, el nombre estaría relacionado con las herederas del que fue regidor del ayuntamiento talaverano en los primeros años del siglo XVIII, Don Diego Marqués (apellido, no título) de las Varillas, que residía cerca del  lugar donde se encuentra la calle; y por otra, con Doña Leonor Marqués de Guzmán, mujer de condición hidalga, también vecina de la calle Marquesitas. Cabe pensar que la nominación que un día tomó la calle, como sucede en otros casos del callejero talaverano, se debe a la presencia de vecinos con un reconocimiento social o relevante entre el vecindario. Las Marquesitas bien pudieron ser las descendientes de aquel don Diego Marqués o de la misma doña Leonor.

Igualmente, en la acera derecha, en lo que hoy es la calle Bernardo González, existió un pequeño callejón denominada Plaza de los Agraces hasta mediados del siglo XX. Posiblemente tomó este nombre de los Rodríguez Agraz, familia de hidalgos que habitaban junto a la Puerta de la Villa en el siglo XVII. La denominación debía de ser popular y se oficializó sólo a partir de la década de 1830.

Curiosamente, la calle Cerería no ha experimentado cambios en su toponimia desde la Edad Media. Tan sólo unos años antes de la Guerra Civil parece que fue denominada oficiosamente con el nombre de Capitán Luque, sin apenas repercusión popular, hasta que el 2 de marzo de 1937 la Comisión Gestora municipal volvió a reponer su denominación tradicional.

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