El pasado 18 de mayo hizo un año del fallecimiento del poeta talabricense, Joaquín Benito de Lucas. Sin duda, junto a Rafael Morales, Premio Nacional de Literatura en 1954, los dos autores más significativos que ha dado Talavera de la Reina en el campo de la Poesía en el pasado siglo XX y lo transcurrido de este pandémico siglo XXI. Sin embargo, no han sido los dos únicos poetas que la ciudad de la cerámica ha dado a conocer; muchos de ellos relacionados con el Premio Adonais que desde 1943 convoca la Editorial RIALP, y cuya colección inauguró Rafael Morales con sus Poemas del toro, libro con el que irrumpió con fuerza en el panorama literario español de la época. Desde entonces, han aparecido en la prestigiosa colección autores nacidos en Talavera, tales como: Juan Antonio Castro, con su libro, Tiempo amarillo (accésit 1961), quien, sin embargo, dirigiría su obra hacia el teatro; el propio Benito de Lucas (premio en 1967 con Materia de olvido), con una amplia obra publicada, casi toda recogida en La experiencia de la Memoria (Poesía 1957/2009) (Calambur, 2010); Alfredo J. Ramos (accésit 1975 por Esquinas del destierro), premio de Poesía Castilla La Mancha en 1987, por El sol de medianoche; Antonio del Camino (accésit 1984 con Del verbo y la penumbra), premio Rafael Morales 1979 por Segunda soledad, y con cerca de una veintena de libros publicados; y otros, afincados en nuestra ciudad, entre los que se encuentran Miguel Argaya (accésit 1991 por Geometría de las cosas irregulares), premio Rey Juan Carlos I, 1989 por Luces de gálibo y Miguel Ángel Curiel (accésit 2000 por El verano). Éste ha desarrollado una importante y prolífica labor poética, habiendo reunido su poesía completa el pasado año, bajo el título de Eulalia, en Editorial Amargord.También ha publicado la colección de Adonáis José Pulido Navas, autor jienense y residente desde su infancia en Talavera, quien obtuvo el premio San Juan de la Cruz con su libro La línea de la vida, quien también ha obtenido dos accésits y un premio Rafael Morales, entre otros galardones. Todos ellos, con una mirada poética propia, han hecho un camino provechoso y siguen publicando con más o menos asiduidad, fieles a la llamada del verbo hecho poesía.
Pero, además, hay otros poetas que merecen estar en el rol de autores talabricenses destacados, ya sean nacidos en la ciudad o afincados en ella. Entre estos, Ángel Ballesteros Gallardo (Gálvez, 1940), poeta, historiador e hijo adoptivo de Talavera de la Reina, ha publicado libros de poemas y un buen número de artículos y textos relacionados con la historia y patrimonio de la Talavera. Así, Precipitada sangre (1970), No sabe la muerte que se llama muerte (1974), Cuando tuvo la sangre ilusiones (1982) o Igualada derrota (1985), entre su obra poética.
Vicente Magaña, maestro, natural de El Real de San Vicente, publica en 1975 En la orilla del tiempo, dentro de la colección Biblioteca Toledo, sin que, hasta el momento, haya vuelto a dar ningún otro libro de poemas a la prensa, aunque sí la novela Hojas de cobre (Ed. Círculo Rojo, 2020)
José María Gómez Gómez (Parrillas, 1951) tiene una amplia obra poética publicada, entre la que se encuentra El sueño apócrifo (1979) o Los recodos del laberinto, donde reúne su poesía entre 1977 y 1997.
Antonio Rubio Herrero (Puente del Arzobispo, 1953) también puede incluirse entre los poetas que han hecho camino en nuestra ciudad. Colaborador de La Voz de Talavera desde muy joven, sus primeras publicaciones fueron Parentesco y Orígenes de trapo (1974 y 1975, respectivamente). En 1982 obtiene el Premio Ciudad Santo Domingo, de Madrid por Gineceo y en 1997 publica Cuatro libros de amor en la Colección Melibea, al haber sido accésit del premio Rafael Morales. Principalmente, ha dedicado su labor a la literatura infantil, considerándosele una de las principales voces nacionales en este campo.
Sagrario Pinto (Talavera, 1957). Al igual que Antonio Rubio, ha dirigido su inquietud literaria al campo de la literatura infantil, si bien ha publicado libros de poemas tales como Noviembre (La Troje, 1980), La piel de la memoria (Premio Ciudad de Puertollano, 1998) o Las miradas (Alicante, 2003).
Entre los autores más jóvenes relacionados con nuestra ciudad, además de Miguel Ángel Curiel, cabe señalar a Vicente Magaña García del Pino, accésit del premio Joaquín Benito de Lucas 2002 por Sepia y Rojo; Guillermo Suazo; Óscar Alonso Pardo, con cuatro libros de poemas publicados, Mordiendo el polvo, Licencia para el viento, Versos de garrafón y Entre propios y extraños y Antonio San Miguel Roldán. Madrileño, afincado en Talavera de la Reina desde 1989, es actualmente director de la Escuela de Teatro Joaquín Benito de Lucas, y cuenta con una amplia producción poética, premiada en diferentes certámenes, entre los que destacan el Joaquín Benito de Lucas de 2012 por La muerte de Rómulo, el premio Joaquín Lobato 2016, por Raíles o el Ateneo de Alicante Poeta Manuel Molina 2018 por 26 formas parecidas de coger un tren hacia Lisboa.
De todo ello cabe resumir que la poesía en Talavera de la Reina, aun siendo, como es, un género minoritario, goza de una buena salud y que autores nacidos o afincados en nuestra ciudad aún tienen mucho por decir, dentro del panorama de las letras españolas.
Textos: ACG