Roberto Gontán es un actor y cómico talaverano del que siempre he tenido la sensación de que estábamos destinados a encontrarnos, será por eso que le tengo tanto respeto y cariño. De este gran profesional del humor solo puedo decir cosas buenas. Además de ser un cómico excepcional, es una excelente persona y un currante nato que no para de luchar por sus sueños, y cómo bien dice: él ha nacido para hacer reír.
Para aquellos que estén un poquito en la luna y no te conozcan ¿quién es Roberto Gontán?
Esta pregunta me la hago todos los días a mí mismo y nunca me convence la respuesta. Pero te daré una que es la que más se acerca. Soy un niño que todavía cree en los sueños y que no quiere despertar porque, para lo bueno y para lo malo, se dedica a lo que le gusta.
¿Cuándo decidiste dedicarte a esto del humor profesionalmente?
Que me paguen por ello relativamente hace poco. La primera vez que me subía a un escenario con un formato de humor escrito por mí, fue el 21 de junio del 2013. Antes lo había hecho cantando, bailando, actuando… y mil cosas más que he querido olvidar, pero nunca con un espectáculo de comedia tan mío y personal.
¿Entiendo que uno nace o se hace el gracioso?
Primero se nace y luego cuando uno ve que lo lleva dentro y que no hay cura para ese “mal” lo trabaja mucho, mucho y mucho para hacerse profesional.
El humor es muy subjetivo. Lo que para unos puede ser gracioso, para otros es patético. ¿Cómo se logra ese equilibrio?
No se logra jamás. Hay que aprender a convivir con ello. El humor es subjetivo y tiene fecha de caducidad. Las tendencias, los referentes cambian… ahí reside su inmortalidad. No hay cómico al que le funcionen todos los chistes y lo bonito es preguntarte si hoy ese chiste te volverá a funcionar.
¿Eres de los que cree que el humor tiene límites?
Yo me los pongo y me martirizo por ello. Me gustaría poder hacer el humor sin filtros que hacen otros compañeros pero soy incapaz. No pretendo gustar a todo el mundo pero no quiero ofender a nadie. Como espectador no los tengo, he escuchado temas peliagudos y que me tocaban de cerca, siempre me han sacado una sonrisa, creo que eso es un síntoma de salud mental.
Y, ¿el sentido común?
No creo que haya que poner límites a nada y menos al sentido común. Abramos la mente y empaticemos con los demás, nos ofenderemos mucho menos por las cosas. El sentido del humor y el sentido común tienen que ir de la mano siempre.
Siempre hay quien te diga la clásica frase “ ahora hacen humor de cualquier cosa…” ¿Todo vale en este registro?
Sin duda, claro que todo vale. Lo importante es el contexto y saber donde se puede decir y donde no. Creo que gracias al humor muchos temas tabúes se han puesto encima de la mesa y ese ha sido el comienzo para evolucionar. Nos olvidamos muchas veces que el humor es una crítica a la sociedad.
A la hora de improvisar, ¿la improvisación tiene límites?
Sí, hay que saber cuando salirte de la improvisación y volver a tu texto. La improvisación es un arma de doble filo. Nada produce más risa que la improvisación, lo que pasa en el aquí y ahora, eso es una perla de humor que no se puede repetir. Pero si alargas mucho corres el riesgo de cagarla. Yo siempre que me salgo del texto procuro no ser pesado y saber retirarme a tiempo. No siempre lo consigo.
Y, ¿si te quedas en blanco?
Jamás me ha pasado, supongo que no me ha pasado porque siempre me ha dado pánico quedarme en blanco y salgo con la lección muy bien aprendida a la palestra. El formato stand up permite ciertas licencias por si eso pasa alguna vez. Yo espero no tener que utilizarlas.
¿Dónde has aprendido más en los bares o en la tele?
En los bares sin duda. Yo soy de barrio, con 16 años ya trabajaba en un bar los fines de semana para poder seguir estudiando. Eran dos escuelas completamente diferentes pero complementarias entre sí. No sabría con cuál quedarme.
En este sentido, ¿el Club de la Comedia ha sido para ti la universidad o tú graduación?
Para mí fue un: Prueba superada. Cuando llegas allí te das cuenta de que las actuaciones más difíciles ya las has hecho. El club de la comedia es un caramelito que te da la vida y así te lo tienes que tomar. Disfrutar porque pasa rápido. Ese consejo me lo dio el chofer que llevaba ya 18 años llevando a artistas a actuar al club.
Háblanos de tu nuevo espectáculo, 8 apellidos Manchegos. No dejas la tierra, ¿eh?
Otro caramelito. Voy con tres amigos más por mi tierra haciendo reír a mis paisanos. No puedo pedir más. Nos reímos dentro y fuera del escenario. La gente nos recibe con los brazos abiertos y estamos deseando que llegue la siguiente actuación. Imagínate las ganas que tengo de ir a mi Talavera querida.
¿Cuál es tu próximo proyecto?
Ahora me han dado una ayuda para la producción de un cortometraje que escribí y, que si todo va bien, rodaremos en 2019. Estoy muy feliz porque muchas de las localizaciones serán en Talavera de la Reina, va a ser la primera vez que grabe en mi tierra.
¿Qué te planteas para el futuro?
Estoy trabajando duro para dirigir mi primer largometraje. Espero que no quede mucho para eso.