Que la bimilenaria Talavera es un ejemplo de ciudad forjada en el trascurso de los siglos es un hecho sabido y constatado. Como una realidad cargada de patrimonio cultural la urbe fundada a las orillas del aurífero Tajo allá por los lejanos tiempos de Augusto, ha ido dejando un depósito de gran valor en lo material pero también en lo espiritual y antropológico. De tal manera que si hoy podemos disfrutar de un atractivo conjunto histórico en el núcleo antiguo de Talavera es porque a lo largo del tiempo de su existencia los habitantes de cada momento y fase histórica dejaron su impronta en lo arquitectónico, artístico o etnológico. Y ahí reside la riqueza patrimonial de la ciudad, entendida esta como un ente en el que dialogan el pasado con el presente para mirar con perspectiva hacia el futuro.
Pero todo ese bagaje y legado patrimonial y cultural no hubiera llegado hasta nosotros sin el empeño, a veces heroico y contra corriente, de personas, colectivos o instituciones que entendieron sensatamente que había que preservar un ingente número de elementos patrimoniales que reflejaban la forma de entender la vida, la economía, el urbanismo, las tradiciones, las costumbres y la religiosidad de distintos periodos históricos. Y ahí reside precisamente el valor de la educación y el respeto a esta herencia cultural que los actuales moradores y gestores de Talavera tenemos obligación de custodiar para el futuro.
Dentro de esa tradición conservacionista del patrimonio que se remonta al siglo XIX, donde destacan las figuras de algunos eruditos sensibles a este celo por nuestro pasado, como Luis Jiménez de la Llave, se enmarcan las asociaciones y movimientos de protección del legado patrimonial del último cuarto del siglo XX. El Colectivo de Investigación Histórica ARRABAL surge en 1994 a partir de otras experiencias anteriores asociativas en defensa del patrimonio talaverano. En ese año, la publicación del primer número de la revista CUADERNA de estudios humanísticos de Talavera y su antigua tierra, suponía el punto de partida de un camino de casi tres décadas en el que, afortunadamente, la ciudad ha cambiado profundamente su relación con el legado histórico y arqueológico. La aplicación de las leyes del Patrimonio, tanto a nivel estatal como autonómico, y la puesta en marcha del Plan Especial de la Villa, ha conllevado la conservación, protección y puesta en valor de un rico elenco de patrimonio histórico-artístico, arqueológico, etnográfico e industrial. Además la reciente declaración de Conjunto Histórico para una gran parte de la ciudad antigua y la de Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, para las técnicas y la tradición cerámica compartida con Puente del Arzobispo y Puebla de Méjico, constituye un escalón más en el proceso ascendente de consideración especial que la materialidad de la historia y la cultura tienen en Talavera.
Desde Arrabal hemos sido conscientes de ese proceso; unas veces porque gracias a nuestro apoyo, junto a instituciones o personas que han apostado por ello, se han conseguido dar pasos en este sentido. Los agentes políticos han podido también educarse en ese proceso de respeto y conocimiento necesario de este ingente legado histórico; han aprendido la importancia que tiene para una vitalidad social y económica el patrimonio de una ciudad. Como motor de desarrollo tanto turístico, cultural como herramienta de activación económica.
Si abundar en los difíciles años que tuvimos que luchar por concienciar a la administración local y a la ciudadanía en el valor extraordinario que Talavera tiene el campo patrimonial, debemos apuntar que Arrabal, desde nuestra humilde aportación y colaboración, hemos contribuido a que hoy podamos disfrutar de un conjunto de bienes culturales que cada día es mejor conocido, disfrutado y divulgado tanto por los vecinos como foráneos que nos visitan.
Arrabal por ello tiene tres grandes campos de acción en los que se mueve y que suponen el compromiso con Talavera y su enriquecimiento cultural, educacional y social. En primer lugar la investigación, uno de sus pilares fundamentales. Mediante los trabajos que miembros del colectivo, o colegas y amigos invitados, llevamos a cabo en las fuentes primarias (archivos públicos, privados, colecciones, recursos digitales, etc.) podemos conocer, con las herramientas que la investigación histórica nos permite, con metodología científica y contrastada, aspectos y etapas de la historia de la ciudad y su territorio. Tanto desde la historia, la arqueología, el arte, la literatura, la etnografía, la antropología, la sociología o la archivística se ha podido hacer una gran contribución al conocimiento del pasado de Talavera desde la prehistoria hasta el siglo XX. Muchos de esos trabajos de investigación son después publicados en las series que el colectivo tiene como editorial.
En segunda lugar, la divulgación y difusión de ese legado histórico y cultural mediante exposiciones, jornadas, charlas, conferencias, congresos y programas en medios de comunicación o en los recursos de las nuevas tecnologías. A ello hay que unir las citadas publicaciones de revistas y monografías editadas por Arrabal.
Por último, y no menos importante, Arrabal ejerce una labor de vigilancia del patrimonio, con el objetivo de dialogar con las administraciones cuando algún elemento de ese conjunto de bienes culturales se ve amenazado, alterado o indebidamente tratado. Siempre con una actitud crítica pero constructiva y dialogante en aras de buscar la mejor solución para los mismos, para que Talavera y las generaciones venideras puedan disfrutar de este patrimonio cultural en las mejores condiciones.
Como parte del tejido social y cultural de Talavera, desde Arrabal nos ofrecemos a colaborar con aquellos agentes sociales, económicos o políticos que requieran de nuestra colaboración, asesoramiento o apoyo. Nuestra sede está en el centro asociado de la UNED de Talavera en la calle Santos Mártires, y pueden visitar nuestra página web wwww.colectivoarrabal.com donde se ofrece cumplida información sobre la asociación y las publicaciones y actividades.
César Pacheco
Miembro fundador del Colectivo Arrabal.