Es más que probable que muchos de ustedes, cuando lean este editorial, se encuentren disfrutando de esos días de descanso que la época invita y este verano con más razón con las temperaturas que nos trae, sin obviar, además, el panorama que tenemos ante nosotros para más inri. Permítanme que me reserve recordárselo.
Si es así, disfrútelos, felices vacaciones. De lo contrario, aún está a tiempo de reservarse algo de tiempo de inactividad y renovar esas energías tan necesarias que se requiere para estar en plenas capacidades.
No me atrevo a asegurar si necesarias o no, en mi opinión es un tema más mental que otra cosa y cada uno siente la necesidad dependiendo de su momento y su nivel de energía. Evidentemente mirado desde un roll de empresario.
En cualquier caso, siempre es más que recomendable unos días de descanso, desconexión, vacaciones, llámelo como quiera, al fin y al cabo descanso más que merecido.
Por otro lado, si lo que desea y echa en falta en su entorno de trabajo es menos estrés colectivo, un mejor estado emocional, un equipo más creativo, con más inspiración y más productivo, podríamos augurar que se necesitan unas vacaciones, coger unos días de descanso es parte de la solución y el no hacerlo podría ser agravar el problema.
Pero como siempre no todo van a ser ventajas y alguna desventaja tendría que tener, no es otra cosa que el encarar la vuelta al trabajo y volver a recuperar el ritmo. Comparto para ilustrarlo las palabras del filósofo Elbert Hubbard “nadie necesita más unas vacaciones que el que acaba de tenerlas”, sensación que todos hemos sentido el primer día después de haber disfrutado una temporada de inactividad profesional.
¡¡Feliz Verano!!